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Agapito Maestre

Una cuestión estética

No apoyo, pues, la independencia de Jiménez Losantos porque sea una causa perdida, que en absoluto lo es, sino porque es una causa poética.

Hay buenos profesionales del periodismo y artistas de los medios de comunicación. Por razones morales estaría siempre con los primeros, sin duda alguna, cuando los políticos ventajistas les acusaran de faltar a su "honor". ¡Qué cosa será esa del "honor" esgrimida por un profesional del relativismo cultural y político! A los segundos, entre los que se halla naturalmente Federico Jiménez Losantos, les apoyo, porque su causa es, sobre todo, estética. Defiendo, cómo no, las razones de Federico Jiménez Losantos para expresarse como se expresa. Libremente. Su poética periodística es un arquetipo. Sí, sí, su poética, o sea su concepto de la libertad de expresión, sobresale por su pericia artística en una "nación" desvencijada por las tropelías de una casta política, que sólo se interesa por detentar el poder, sin conseguir darle un sentido que traspase sus cálculos de utilidades personales.

No apoyo, pues, la independencia de Jiménez Losantos porque sea una causa perdida, que en absoluto lo es, sino porque es una causa poética. Vital. Su coraje moral es propio de un artista que procede por acumulación de obstáculos, ajenos y propios, para después darse el inmenso placer de vencerlos. Dos son los tipos de obstáculos que supera este personaje. Por un lado se topa cotidianamente con las dificultades que surgen del exterior, que aparecen ahí por la casualidad azarosa de la vida política y profesional, y, por otro lado, están los que el propio periodista, el creador de lenguaje y opinión, se pone a sí mismo.

La superación de los primeros no convierte a nadie en creador, pues que la pugna con ellos forma parte del equilibrio del ecosistema periodístico. Son las dificultades propias de la profesión. Lo que hace grande a Jiménez Losantos, por el contrario, son las dificultades voluntarias que se dicta el comunicador. La superación de esos retos, cada vez más difíciles y peligrosos, lo convierte en un modelo, un paradigma, del genuino periodismo independiente y libre. Jiménez Losantos actúa, como el poeta, que inventa perífrasis y rimas, metros y repeticiones, pero después, cuando ya las ha superado artística y moralmente, las deroga todas para escribir en verso libre, o sea, en plena libertad. Ahí se conserva lo esencial de los obstáculos superados.

El caso de Jiménez Losantos es, por encima de todo, una cuestión estética.

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