Menú
José Antonio Martínez-Abarca

Zapatero, por el relajo del pompis

España está apretando el trasero, temerosa, aguardando el diagnóstico del doctor Solbes, y Rodríguez se ha propuesto relajarlo porque según él nos va a doler mucho menos, ya que librarnos de todas formas no nos libramos.

El presidente del Gobierno ha aprendido sus recetas económicas, no en las dos tardes que jamás le dio Jordi Sevilla, sino en lo que nos decía a todos el practicante cuando venía a casa de los babyboomers, como somos él y yo, para ponernos una inyección en el trasero, con aquellas agujas reutilizables de entonces, que parecían sacadas de la máquina de coser Singer a pedales, y aquellas jeringas de cristal, míticas a nuestros ojos, que se hervían al baño maría metidas en una especie de pitillera cromada como para pequeños instrumentos de tortura.

– Haz el favor de no apretar el pompis, que duele más y es peor, tonto – nos decía, a Zapatero y a cualquiera de sus contemporáneos, el practicante antes de clavarnos la aguja de enhebrar cuero siempre un milímetro más allá de donde se supone que no dolía nada, que es un sitio mítico e ignoto que jamás descubrimos cuando niños.

España está apretando el trasero, temerosa, aguardando el diagnóstico del doctor Solbes, y Rodríguez se ha propuesto relajarlo porque según él nos va a doler mucho menos, ya que librarnos de todas formas no nos libramos. "Si te muestras pesimista, es peor", le dijo al editor Lara, que pronto va a ser el hermano gemelo de Rajoy en cuanto a éste le baje un poco más la papada. Lo que pretende Zapatero es hacer pasar un estoconazo a manos de un practicante de hierro (si hay "cirujanos de hierro", también debe haber practicantes) como si fuese el masaje tailandés que le daban a Silvia Kristel, alias Emmanuelle, en la segunda parte de la película. El practicante de hierro de nuestra infancia, una figura cuya visita temíamos bastante más la del padre Merrin, de El exorcista, traía caramelos a casa para después de consumar la perrería con nosotros a ver si así se nos pasaba el regomello, pero el presidente del Gobierno lo que se trae es a un comité de sabios mundiales, si puede ser premios Nobel de la Paz, para que emitan "dictámenes dirigidos" sobre la situación:

– Tonto, pero si no duele nada, nada. Es más, te sorprenderías de lo poco que duele. ¿Es que no vas a ser un niño mayor, sino un pequeñajo? Anda, sé bueno, relaja el pompis, que te vas a enterar...

En Libre Mercado

    0
    comentarios