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Emilio J. González

Zapatero contra Trichet

Zapatero olvida, o no quiere entender, es que la política monetaria del BCE se fija en función de las circunstancias del conjunto de la zona del euro, no de un país en concreto

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, había pronosticado que esta primavera el Euribor, el índice de referencia para los tipos de interés de las hipotecas, tocaría techo y después empezaría a bajar. Esta claro que lo de las previsiones económicas no es lo de Zapatero pues lejos de comportarse como decía el presidente, el Euribor está batiendo sus máximos históricos estos últimos días.

El error de Zapatero es obvio, por no prestar atención a los datos de precios, que ya venían avanzando problemas de inflación, ni a las palabras del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, que también venía advirtiendo sobre la posición que adoptaría el BCE en caso de que los temores inflacionistas empezaran a confirmarse. Y como ya lo están haciendo, Trichet, muy serio y ortodoxo a la hora de ejecutar la política monetaria, ya ha advertido de que el próximo mes el BCE subirá los tipos. Esto, evidentemente, no es una buena noticia a corto plazo, pero si a medio y largo plazo porque indica que la autoridad monetaria del euro está dispuesta a hacer lo que hay que hacer para combatir la inflación, el peor enemigo del crecimiento, el empleo y el bienestar de la sociedad a medio y largo plazo. A Zapatero, sin embargo, las palabras de Trichet no le han gustado nada, le ha culpado de la subida del Euribor, poco menos que le ha llamado irresponsable y le ha pedido más prudencia. Pero nuestro presidente del Gobierno, a pesar de tener a su disposición tanto a todo un Ministerio de Economía y Hacienda como a su flamante Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno, sigue sin entender nada de economía, ni de cómo funciona esto del euro.

Las palabras de Trichet han caído como un jarro de agua fría en Moncloa, que esperaba que el Euribor empezara a bajar y aliviar, de esta forma, tanto los problemas de muchos españoles con sus hipotecas como los del crecimiento económico en general. Pero al decir Trichet que el BCE subirá tipos, lo lógico teniendo en cuenta cómo se está comportando la inflación en la zona del euro, los problemas de las familias endeudadas y de la economía española en su conjunto, lejos de encontrar alivio, van a ir a más. El poder adquisitivo de los hogares se está viendo mermado como consecuencia de los intereses de unos créditos hipotecarios que les ahogan, pero también a causa de la subida de los precios del petróleo y los alimentos y de la inflación en general. La subida de tipos que prepara el BCE, y que anticipa el Euribor va a echar todavía más leña al fuego, haciendo que los españoles tengan que pagar aún más por su hipoteca, frenando de esta forma todavía más su consumo y llevando a muchos de ellos a una situación muy difícil. Como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, esa subida de tipos agravará aún más si cabe la crisis del sector inmobiliario y los problemas de financiación de las empresas, todo lo cual se traducirá en más problemas para que la economía española supere su crisis y vuelva a generar empleo. En un contexto de caída del crecimiento y posible recesión una subida de tipos va a agravar todavía más la coyuntura.

Para Zapatero, que ya se está enfrentando a las consecuencias sociales de cuatro años de ausencia de política económica en forma de caída del crecimiento, aumento de la inflación y del paro y de huelgas como la de los transportistas, la subida de tipos es un problema añadido que pone en cuestión su estrategia para superar la crisis. De poco van a servir los 400 euros si hay que pagar más por los créditos. Por eso critica a Trichet. Pero lo que Zapatero olvida, o no quiere entender, es que la política monetaria del BCE se fija en función de las circunstancias del conjunto de la zona del euro, no de un país en concreto. La crisis de la vivienda o la recesión en España no cuentan; cuenta que en toda la Eurozona la inflación se está disparando. Ese es el problema común al que tiene que atender el Banco Central Europeo, no a los particulares de España que, en gran medida, los hemos provocado nosotros mismos debido a que el proceso de reformas estructurales y liberalización de mercados no se ha completado. Zapatero no puede pretender imponer a Trichet que no suba tipos porque él tenga problemas muy serios con la economía, porque el BCE es independiente y tiene una visión supranacional de las cosas, no una localista y, por tanto, no puede sacrificar el control de la inflación porque España tenga los problemas que tiene. Eso es cosa de nuestro Gobierno, no del BCE, a quien ahora Zapatero culpa de lo que es responsabilidad nada más que del Ejecutivo.

Zapatero tampoco entiende que lo peor que podría ocurrir con la que está cayendo por el mundo es que la inflación de la Eurozona se disparase porque el BCE no hiciera lo que tiene que hacer, que es subir los tipos porque, en ese caso, las empresas no serían competitivas y tendrían que destruir más empleo y las familias se las verían y se las desearían para llegar a fin de mes con una inflación desbocada. Todos, por tanto, al final serían más pobres, bien porque perdieran mucho poder adquisitivo, bien porque directamente carecieran de trabajo y de esperanzas de tenerlo pronto. Le guste o no a Zapatero, el BCE está haciendo lo mejor para la economía de la Eurozona a medio y largo plazo, para su crecimiento y su capacidad para crear empleo. Y lo que tiene que hacer el presidente del Gobierno es dejar de negar la realidad, dejar de culpar a los demás de los problemas propios y empezar a trabajar seriamente en una verdadera estrategia para superar los graves problemas en que estamos metiéndonos.

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