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John Stossel

La crisis que necesitaba McCain

El héroe de McCain es Teddy Roosevelt, un presidente brabucón y activista. Para justificar la intromisión del Estado en nuestras vidas, una crisis ayuda. En el extremismo islámico, McCain tiene su crisis exterior. En el calentamiento global, la nacional.

En lugar de pasar el rato debatiendo sobre el grado preciso de calentamiento global... necesitamos enfrentarnos con los hechos centrales de las crecientes temperaturas, los niveles del mar en ascenso, y todos los innumerables problemas que traerá el calentamiento global. Hemos sido advertidos por científicos serios y con credibilidad de todo el mundo que queda poco tiempo y los peligros son grandes. La cuestión más relevante ahora mismo es si nuestro Gobierno está o no a la altura del desafío.

De esa manera, el futuro candidato presidencial Republicano John McCain manifestaba de nuevo su apoyo a un complejo programa del Gobierno para reducir las emisiones de dióxido de carbono. Asegura que puede lograrlo sin provocar perjuicios a la economía, utilizando el poder del libre mercado. Pero como comentaba el Wall Street Journal, "su plan está ‘basado en el mercado’ en el sentido de que exige una expansiva e invasiva burocracia gubernamental para interferir con el mercado".

El sistema de compraventa de emisiones de McCain obligaría a crear una burocracia que fijaría un límite de emisiones de dióxido de carbono y subastaría permisos canjeables a compañías emisoras de CO2. McCain afirma que "se daría buen uso" a la recaudación. En concreto, "se sumaría a los esfuerzos federales actuales para desarrollar tecnologías prometedoras. También estableceríamos estándares claros en la investigación con financiación pública, con el fin de garantizar que la financiación es eficaz y está centrada en las metas correctas". Hemos oído eso antes. Creía que a estas alturas McCain habría aprendido que el Gobierno no está hecho para este tipo de cosas.

A pesar de todas sus expresiones de respeto a los mercados, es innegable el hecho de que McCain utilizará la coacción –eso es en definitiva el Estado– para lograr sus objetivos. Existen dos maneras de hacer las cosas: voluntariamente u obligado. El mercado es voluntario. A nadie se le obliga en ningún momento a comprar o vender algo.

El sistema de compraventa de emisiones suena bien. El intercambio es bueno. Pero "limitación" es coacción. El Gobierno va a tomar decisiones arbitrarias en materia de cuánto dióxido de carbono será tolerado en un millar de situaciones diferentes. Apenas puedo imaginar cuánta burocracia sería necesaria para ponerlo en marcha. ¿Irá la policía de las chimeneas a todas y cada una de las empresas y hogares a decirle cuánto puede emitir? ¿Registrarán su casa funcionarios armados del Ministerio del Calentamiento Global y le encarcelarán si estiman que pone usted demasiado a menudo el aire acondicionado? Asumo que los amigos de Al Gore recibirán una dispensa oficial por estar trabajando por el bien de la nación.

¿Cuánto reducirá la temperatura del planeta el plan de McCain? El candidato republicano no lo explica, probablemente porque hasta las políticas de cambio climático más radicales no prometen más que una miserable reducción. Tal y como decía Fred S. Singer, presidente del Proyecto de Política Medioambiental y Científica, al Heartland Institute en 2007: "Todos estos planes son bastante ineficaces a la hora de reducir el crecimiento global del dióxido de carbono atmosférico, no digamos ya en tener algún efecto sobre el clima. Pero sí tienen una cosa en común: perjudicarán a la economía norteamericana y dañarán los bolsillos de todos los consumidores..." Es decir, que el crecimiento económico será asfixiado, pero ¿a cambio de qué?

Roy W. Spencer, un investigador de la Universidad de Alabama en Huntsville y autor de Confusión climática (Climate confusión) afirma que está "cada vez más convencido" de que el cambio climático tiene mucho más que ver con fenómenos naturales como El Niño y el patrón de variabilidad climática del Pacífico que con el dióxido de carbono. "Tal vez la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera sea más elevada ahora de lo que lo ha sido en cientos de miles de años. ¿Y qué?" escribió en un reciente artículo para el National Review.

Incluso si no ha habido nunca un solo artículo científico publicado que haya descartado la variabilidad natural como causa de la mayor parte del calentamiento que hemos visto desde 1850, el lobby científico ha logrado convencer a los políticos y a gran parte de la opinión pública de que la ciencia ya no tiene dudas. Aparentemente, nuestra adición de nueve moléculas de dióxido de carbono por cada 100.000 moléculas de aire a lo largo de los últimos 150 años tiene ahora la culpa de todo... Huracanes, tornados, olas de calor, inundaciones, glaciares que avanzan hacia el mar; todo eso solía tener lugar de manera natural, pero ya no.

Spencer es uno de los muchos científicos que ponen en duda el "consenso" en torno a que el dióxido de carbono provocará una "crisis" de calentamiento global. Pero los políticos siguen queriendo actuar. El héroe de McCain es Teddy Roosevelt, un presidente brabucón y activista. Para justificar la intromisión del Estado en nuestras vidas, una crisis ayuda. En el extremismo islámico, McCain tiene su crisis exterior. En el calentamiento global, la nacional.

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