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Juan Carlos Girauta

Usted decide, señor Aznar

Tantas esperanzas hemos puesto algunos en que aquel líder al que nadie tosía siga teniendo la madera de entonces y hable claro, que si nos decepciona él también habrá que replantearlo absolutamente todo.

Soraya SS ha argüido criterios organizativos y de racionalidad para justificar el ninguneo de Aznar en el congreso búlgaro-valenciano. ¿Qué establece la racionalidad de la nueva derecha vergonzante? Entre otras cosas, que a Rajoy lo acompañe en la clausura el presidente de Nuevas Generaciones mientras el único jefe de Gobierno que ha tenido el PP, el que se retiró cumplidos dos mandatos y puso ahí a Rajoy, quede como representante de la prehistoria –qué digo la prehistoria, la paleontología– junto a Fraga.

Si las estrictas normas de corrección a las que Aznar se viene ateniendo mientras su partido se desnaturaliza por momentos le impiden cumplir con su obligación de denunciar la deriva antidemocrática y entreguista delante de tanto compromisario uniformado (de mente), siempre puede aprovechar la extraña compañía que la racionalidad sorayesca le impone para entretener a la concurrencia con algunas variantes ilustrativas del archiconocido microcuento El dinosaurio, de Augusto Monterroso.

Pero que te exhiban como curiosidad, como vestigio de un pasado con el que no hay posible conexión, es operación que sólo funciona en la medida en que uno se deja. Basta con expresar cuatro opiniones sobre el hoy, el ardiente, el apremiante hoy, para que tu adscripción al ayer deje de resultar racional y devenga una irracionalidad grotesca e injustificable. Tantas esperanzas hemos puesto algunos en que aquel líder al que nadie tosía siga teniendo la madera de entonces y hable claro, que si nos decepciona él también habrá que replantearlo absolutamente todo.

¿Cabremos en algún otro espacio de voto los liberales, los que no aceptamos ni el discurso ni las premisas fundamentales del progrerío, los que no queremos caer simpáticos a los nacionalistas, los que apostamos por un partido nacional sin baronías, los que nunca jamás, ni borrachos, ni hipnotizados, ni muertos votaremos a un sujeto como Gallardón? ¿O habrá que imaginar otro partido? Usted decide, Aznar, maestro, si la larga cambiada se la va a seguir haciendo al público o se pone de una vez delante del toro, aunque sea en sábado. Hubo un tiempo en que valor no le faltaba.

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