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Ignacio Villa

Ahora quieren colocar a Aznar en una vitrina

Repiten que Aznar es historia, algo pasado, que sus mensajes son antiguos, recetas para otra época. En fin, que Aznar es su próximo objetivo. Otro más en la lista de enemigos de Mariano Rajoy y de su equipo, una lista que no deja de crecer.

Ahora le toca el turno a José María Aznar. La nueva dirección del Partido Popular no ha tardado ni 24 horas en marcarse un nuevo objetivo: colocar en una vitrina al presidente de honor. Por lo que se ve, Mariano Rajoy no perdona. El gallego no ha olvidado la frialdad del saludo inicial del congreso, ni tampoco su contundente discurso en el plenario que Aznar aprovechó para cantarle las verdades a Rajoy. Dos detalles que la nueva dirección no va a pasar por alto, de ahí que se hayan propuesto laminar a Aznar y enterrar sus mensajes.

Con el final del congreso de Valencia, la estrategia parece clara: borrar cualquier parecido con el Partido Popular nacido de la refundación de 1990. Es evidente que se avergüenzan de su propia historia y quieren pasar página. No han querido escuchar los demoledores recordatorios que hizo Aznar durante su discurso. Les ha dolido escuchar que el orden correcto de hacer las cosas es ganar primero las elecciones y luego hacer los pactos y no quieren reconocer que en el nuevo Partido Popular que están montando no tienen sitio personas como María San Gil o José Antonio Ortega Lara. El nuevo núcleo duro del PP quiere romper con el pasado como si fueran unos recién llegados, pese a que todos ellos tuvieron cargos de mucha relevancia en los gobiernos de Aznar.

Es cierto que en los partidos se pueden cambiar muchas cosas. Pero lo que no parece necesario ni conveniente es destruir la herencia de los mejores ocho años del Partido Popular. Entre otras cosas porque José María Aznar ganaba elecciones y Mariano Rajoy no hace más que perderlas. Los populares bien podrían aprender del PSOE y el trato dispensado a Felipe González. Los socialistas tenían muchas razones para arrinconar a un ex presidente marcado por la corrupción, el amiguismo, el terrorismo de Estado y el pelotazo. Pero González, pese a carecer ya de crédito político, nunca fue arrinconado por el PSOE. El felipismo puede haber estado más o menos presente, pero nunca ha sido destruido de la forma en que Mariano Rajoy pretende demoler el aznarismo. Además, los ocho años de gobierno de Aznar fueron impecables en muchos aspectos e inmejorables en parcelas como la económica, virtudes de las que carecieron los ejecutivos dirigidos por Felipe González.

Se ha abierto la veda contra Aznar. Este lunes se ha iniciado una ofensiva por tierra, mar y aire contra el que fuera presidente del Gobierno. Repiten que Aznar es historia, algo pasado, que sus mensajes son antiguos, recetas para otra época. En fin, que Aznar es su próximo objetivo. Otro más en la lista de enemigos de Mariano Rajoy y de su equipo, una lista que no deja de crecer.

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