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Alfred Subirana

Cuando el sentimiento se convierte en bandera

Cuando Puigcercos o Joan Puig desean la victoria de Alemania, desean la derrota de la selección de Xavi, Pujol y Capdevila.

Esta claro que nunca ha sido la razón el instrumento favorito de los nacionalistas. A lo largo de su lamentable historia, sus líderes han recurrido mucho más al sentimiento para nutrir su tan cacareado discurso antiespañolista. Pero esta vez el sentimiento del odio nacionalista ha quedado desbancado por otro sentimiento más visceral, el de la unidad deportiva.

La prueba de esta irracionalidad es que estos propagadores del odio han preferido apoyar públicamente a una selección extranjera que a la que representa a sus jugadores. Cuando Puigcercos o Joan Puig desean la victoria de Alemania, desean la derrota de la selección de Xavi, Pujol y Capdevila. Contradictorio, ¿no les parece?

Cuando esos mismos políticos piden ir a celebrar la derrota de España a Canaletas y resulta que ha sido la marea roja la que ha tomado la mítica fuente queda claro que han sido derrotados con sus propias armas. Por eso no tienen ningún derecho a protestar si desde algún medio de comunicación se les ridiculiza. La falta de respeto es algo irracional y habiendo ellos recurrido siempre a este discurso, ahora tienen que aceptar las consecuencias.

Durante esta Eurocopa, la selección española ha conseguido lo que ningún partido político ha podido. Que todos aquellos catalanes que aman a España, y ha quedado claro que hay muchos, salieran a la calle a aclamar la selección, con banderas españolas y cantando "¡Que viva España!".

Esta Eurocopa tiene que representar para todos los españoles, y especialmente para todos aquellos que tienen que soportar los insultos del nacionalprogresismo imperante en algunas comunidades, la pérdida del miedo a demostrar lo que somos, hijos de una nación que ha sido capaz de convivir durante más de cinco siglos.

Posiblemente puede parecer triste que sólo el éxito de la selección haya permitido que Cataluña se inundara de banderas rojigualdas, pero también es verdad que el sentimiento se combate con el sentimiento y en esa pugna la selección que representa a España ha sido más fuerte que el odio nacionalista.

En España

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