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EDITORIAL

Tres horas de castellano es mucho

Para los que están empeñados en crear de cero una Cataluña a la medida de sus prejuicios, cualquier cosa que toque el sagrado tótem lingüístico del nacionalismo es un ataque a Cataluña, bajo cuyo cielo sólo existe una lengua posible: la de la tribu

Lo bueno del nacionalismo de Esquerra Republicana de Cataluña es que es cristalina en sus manifestaciones públicas, tan cristalina que suele hacer el ridículo bastante a menudo. Lo vimos hace un par de semanas cuando, con motivo de la final de la Eurocopa de fútbol, sus líderes –y sus bases– se alinearon con todos los equipos que jugaban contra España. Algo parecido sucede con su aversión por la lengua castellana que no es sino un modo indirecto de aborrecer a sus hablantes.

Esta vez la mecha la ha encendido el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que la pasada semana instó al Gobierno a hacer cumplir la Ley, es decir, a velar para que en las escuelas catalanas se imparta la tercera hora semanal de castellano. Nada fuera de lo normal teniendo en cuenta que el trabajo de los tribunales es ese mismo. Sin ánimos de entrar en la menudencia que suponen sólo tres horas de lengua española en un colegio español, la Ley es la que es y debe ser cumplida le guste o no al Gobierno. Para Carod, sin embargo, tres horas es mucho. Y lo es no porque esta resolución ponga en duda el modelo catalán de inmersión lingüística forzosa sino porque la lengua catalana está en peligro y, por lo tanto, todo lo que se haga contra el castellano irá en beneficio de la primera.

El cuento de siempre que, de tanto repetirlo, ha calado en buena parte de la sociedad catalana. Las dos lenguas llevan cientos de años conviviendo y la propia Cataluña bilingüe de nuestros días es su demostración más palmaria. Para los que, como el hombre de Perpiñán, están empeñados en crear de cero una Cataluña a la medida de sus prejuicios, cualquier cosa que toque –aunque sea de refilón– el sagrado tótem lingüístico del nacionalismo es un ataque a Cataluña, bajo cuyo cielo sólo existe una lengua posible: la de la tribu.

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