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Ignacio Villa

La España bloqueada de ZP

En definitiva, España está inmovilizada. Por la ineptitud del Gobierno, por la incapacidad de la oposición y por la imposibilidad de respetar unos mínimos principios y formalidades intocables que garanticen el funcionamiento correcto de la democracia.

Este lunes, Rodríguez Zapatero ha señalado el objetivo político de la entrevista que va a mantener con Mariano Rajoy en el Palacio de la Moncloa para cerrar el curso político: preguntarle la lección. Dice Zapatero que el presidente del PP debe hacer los deberes para el encuentro del 23 de julio. Una suerte de reproche que en todo caso esconde una realidad: el desasosiego de los ciudadanos ante una clase política encallada en sus caprichos, miedos, complejos y obsesiones. Una clase política cada vez más encerrada en sí misma y más ajena a los intereses reales de los votantes.

Zapatero exige a Rajoy que haga los deberes cuando él mismo, presidente del Gobierno, y ante la grave crisis económica que padecemos, ha evitado entrar en materia, adoptar medidas y proponer las correcciones que merece una situación como la que estamos viviendo. No deja de ser curioso que el jefe del Ejecutivo, el que se niega a hablar de crisis, el que mira hacia otra parte para evitar afrontar la realidad, se dedique ahora a instruir a los demás. Es él quien debería haber hecho los deberes, los económicos. Todos lo estamos esperando.

Y en este contexto de reproches y más reproches, lo único claro es que Gobierno y oposición tienen un deber pendiente: la renovación del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial. Una cuestión que lleva años sin resolverse y que es buena muestra de dónde están las verdaderas inquietudes de nuestros políticos. Vivimos en una España inmovilizada, con el modelo de Estado patas arriba, con importantes iniciativas políticas y legislativas recurridas, una España en la que todo parece estar bloqueado.

Y es que hablemos de lo que hablemos nos encontramos siempre ante lo mismo, un Estado en situación catatónica. La salida a la calle del sanguinario De Juana Chaos el 2 de agosto es otro claro ejemplo de esta especie de obstrucción total. La incapacidad legal para evitar que este etarra salga a la calle y que además se convierta en vecino de víctimas del terrorismo es una señal más de lo que está pasando.

En definitiva, España está inmovilizada. Por la ineptitud del Gobierno, por la incapacidad de la oposición y por la imposibilidad de respetar unos mínimos principios y formalidades intocables que garanticen el funcionamiento correcto de la democracia. Un bloqueo que en lo político no tiene solución y que en lo económico va camino de convertirse en un auténtico drama generalizado. No creo que el próximo 23 de julio cambie gran cosa.

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