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Carlos Rodríguez Braun

Pajín, la madre Teresa y el empleo

Transformar trabajos informales en formales a la fuerza no incrementaría mágicamente el total del empleo: su resultado, al desviar o destruir recursos de los ciudadanos libres, podría ser incluso el opuesto.

En una de las tantas entrevistas cariñosas que publica El País con miembros del Gobierno, Anabel Díez escribió que cuando Leire Pajín fue Secretaria de Estado de Cooperación estuvo "mirando de cara a la miseria". Según el Instituto de la Mujer los cuidados informales deben convertirse en un "asunto público"; un estudio reciente "estima que el número de puestos de trabajo directamente relacionados con estas tareas alcanzaría el millón ochocientos mil, un incremento del 9,05 % sobre el total de empleo".

La madre Teresa de Calcuta sí que miraba de cara a la miseria, porque ella y su congregación hasta hoy se especializan en cuidar a los más pobres de los pobres, y cuentan para ello con la colaboración voluntaria de muchas personas generosas en la India y en todo el mundo. Por lo tanto, doña Anabel, cuando usted entreviste a una monja de la madre Teresa, entonces sí escriba eso tan bonito de mirar de cara a la miseria. Pero, por favor, no lo aplique a Leire Pajín, que no tiene que ver con la generosidad porque gastaba un dinero que el Estado extraía por la fuerza a los ciudadanos.

Y también de la coacción es de lo que habla en realidad el Instituto de la Mujer, porque evidentemente no se trata de la conversión voluntaria de los cuidados informales en trabajos formales. En ese caso sí estaríamos ante una genuina creación de empleo. Pero si la coacción no puede equipararse con la abnegación en el terreno moral, tampoco puede hacerlo con la generación de riqueza en el campo económico. Transformar trabajos informales en formales a la fuerza no incrementaría mágicamente el total del empleo: su resultado, al desviar o destruir recursos de los ciudadanos libres, podría ser incluso el opuesto.

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