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Amando de Miguel

Exabruptos nacionalistas

Miguel A. Taboada comenta el negocio que ha emprendido la empresa Salph Multimedia al emitir el Documento Nacional de Identidad Catalana. Carece de toda validez y cuesta 11 euros. La iniciativa la han desarrollado antes los nacionalistas vascos.

Víctor Pérez Velasco ("Ciudadano Pérez") hace un diagnóstico tan sincero como polémico de lo que representan hoy en España las lenguas que no son el castellano: "especialmente en nuestros días, cuando se pronuncia la palabra referida a un idioma local, catalán, vasco o gallego, se representa una imagen mental o símbolo que representa a esas lenguas, muy alejada de la neutralidad. Hoy , para muchos españoles, estas lenguas están comenzando a tener asociaciones emocionales o connotaciones psicológicas negativas. Esto es debido a que los políticos nacionalistas no defienden "la cosa" idiomática en sí, sino otros mensajes asociados o imágenes mentales que ya sí se perciben con nitidez, por ejemplo:

a) Estos idiomas se presentan asociados con un rechazo, más que una diferenciación, del castellano o idioma común.

b) Asociados a una estrategia de incompatibilidad, el idioma local excluye al idioma común.

c) Además, se refuerzan con políticas de privilegios para quienes los usen y de extinción o castigo para quienes lo omitan.

d) También recurren a su imposición intolerante en políticas de educación contraviniendo la carta de los Derechos Humanos.

e) Esconden un proyecto de secesión y rezuman antiespañoliadad e ilegalidad.

Don Víctor comenta que la política actual de los nacionalismos "supera las políticas lingüísticas más feroces del franquismo que todos hemos criticado y repudiado". El efecto no deseado de esa acción es que "los nacionalistas consiguen que, para una mayoría de españoles, esas lenguas [que no son el castellano] comiencen a ser impopulares, llenas de connotaciones negativas y, como reacción de desquite, incluso resulten rechazadas". Tal vez sea ése el objetivo de lo politiquillos provincianos, pero en cualquier caso, sus políticas lingüísticas no ayudan ni a sus lenguas locales, ni a la convivencia, ni a minar la salud del idioma común, fuerte de por sí. Es lamentable esa política nacionalista que "solo beneficia a ellos [los que la proponen] en su búsqueda de votos y perpetuación en el poder, porque para ellos son simples instrumentos políticos, más que vehículos de comunicación y creación de cultura". Sí, señor.

José Antonio Martínez Pons me envía esta preciosa crónica de nostalgia: "He pasado unos días en mi Mallorca. Entre otras cosas he constatado una vez más lo lejos que están los políticos del pueblo, sin embargo me ha preocupada que los jóvenes, los pocos que lo hacen "hablan catalán" con un acento muy alejado de nuestros acentos de toda la vida. Me da pena. Yo nunca hablé catalán, en todo caso, lo escribí pero siempre hablé mallorquín y no conozco a nadie de mi generación que pensara que hablaba en catalán, y mucho menos, se sintiera catalán (creo que el último "català de Mallorques" de que hay constancia histórica fue Ramón Lull, o Llull). Otro detalle que me llamó la atención es que en los aledaños del Santuario de Lluch hay unos azulejos en lo que aparece un mapa de los "països catalans" con Mallorca decorada con las barras y un cinta en torno en que se lee "Un poble, una llengua, una cultura" con el casco del "Rei En Jaume" sobre un escudo con las barras.

Inmediatamente me vino a la mente aquello de eine fuhrer, eine volk etc.. a unos metros del azulejo, en el interior de la basílica hay una pequeña dependencia donde se recuerda a los santos mallorquines, empezando por el citado Lull, fray Junípero y unos cuantos seglares y religiosos asesinados durante la guerra civil en Madrid y Barcelona, esperemos que no le entre a alguien la fiebre memorial histórica y los elimine".

José Antonio Martínez Pons relata una observación interesante de sus vacaciones por Navarra: " Este fin de semana he estado en Pamplona. No voy a comentarle temas lingüísticos, tiempo habrá, sino algo que me llamo la atención. En la zona vieja hay múltiples tiendas de recuerdos, donde además de las boinas rojas y el pañuelito sanfeminero, hay laburus, pines vasco-navarros, etc. En una de las tiendas había un estatuilla de unos 15 cm. de altura representando a un combatiente de la guerra civil, con sus máuser en la mano, su boina y una ikurriña al hombro. Por supuesto no estaba la contrapartida del requeté. ¿Hasta este punto se ha llegado a tergiversar la historia? Los navarros, incluso los vasco parlantes, sin apenas excepciones estuvieron del lado nacional desde el primer día, los gudaris eran el enemigo y lo batieron pero que bien batido, ¿o no? Pues al final resultará que las brigadas navarras de Mola no eran tales, eran moros disfrazados o a lo sumo, mercenarios italianos que habían venido a los sanfermines".

Comento que, al paso de las cosas en la vida pública española, la última guerra civil (1936-39) dejará de serlo en el recuerdo colectivo al desaparecer uno de sus bandos, el nacional. Ironías de la pequeña historia. En su día fui condenado por un consejo de guerra al poner yo por escrito que la guerra civil fue realmente una guerra civil y no una cruzada.

A propósito del nacionalismo catalán, Miguel Ángel Blasco López (Zaragoza) comenta que "El gentilicio catalán precedió en varios siglos a la aparición del topónimo Cataluña. El gentilicio deriva del término francés o provenzal chatelain, o sea, señor del castillo, que es lo mismo que castellano. De ahí que el significado de Cataluña sea País de castellanos". Anticipo la que le va a caer a don Miguel Ángel.

Miguel A. Taboada comenta el negocio que ha emprendido la empresa Salph Multimedia al emitir el Documento Nacional de Identidad Catalana. Carece de toda validez y cuesta 11 euros. La iniciativa la han desarrollado antes los nacionalistas vascos con el EHNA, el carné de identidad eusquérica. Por cierto, en las últimas elecciones Arnaldo Otegui votó exhibiendo el EHNA, no el DNI. Así de chulo es elmorrosko.

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