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Agapito Maestre

El grueso de nuestra ideología

Mientras que los engaños de Zapatero lo mantienen en el poder, en el caso de Rajoy sospecho que no le ayudarán más que a sobrevivir en la oposición.

Es difícil hallar en el mercado político internacional dos políticos de tan bajo perfil intelectual e ideológico como los que pastorean a los españoles: Zapatero y Rajoy. Basta leer las entrevistas que les hicieron el domingo en El Mundo y El País, respectivamente, para hacerse cargo del nivel de incompetencia política que acompaña a estos personajes. En esas dos entrevistas se resume la pobreza democrática de nuestro país. El ensimismamiento, o peor, la estulticia para hacerse cargo de los grandes problemas que nos asolan como nación rebosan por todas partes. La diferencia entre Zapatero y Rajoy es, a pesar de todo, relevante; mientras que los engaños de Zapatero lo mantienen en el poder, en el caso de Rajoy sospecho que no le ayudarán más que a sobrevivir en la oposición.

Las dos entrevistas tienen un denominador común, a saber, contribuyen de modo decisivo a ocultar el principal problema de España: la crisis económica de nuestro país es un juego de niños comparada con la crisis institucional que padecemos. Un país al que su presidente de Gobierno ha renunciado a llamar nación no puede decirse que esté roto, sencillamente es que no existe más que nominalmente. Es a eso, precisamente, a lo que se refiere Zapatero cuando le contesta a la entrevistadora con facundia y chulería que "España ni se rompe ni se romperá, la democracia es la salvaguardia de nuestra unidad, y además una mayoría amplísima de ciudadanos en todas las comunidades, subrayo en todas, quiere vivir en un Estado como España". ¿De qué democracia habla este señor? ¿Qué es el Estado para este personaje? ¿A quién quiere engañar? España, hoy, como nación vertebrada por un Estado de Derecho normal no existe. Los ciudadanos españoles no son libres e iguales. Cataluña, por ejemplo, con el Estatuto, que el propio Zapatero promocionó, está no al margen de España, sino que impone al resto de comunidades sus miserias. Entonces ¿de qué Estado nacional habla Zapatero?

Por otro lado, Rajoy ha dicho que su partido aspira a "ser votado por quien no defienda el grueso de nuestra ideología". Pobre. No sabe que el verdadero ciudadano vota siempre por matices, pero el votante-basura, el que tiene muy claro que vota al PSOE por odio y resentimiento al PP, o viceversa, sólo vota "el grueso" de una ideología. Sí, señor Rajoy, ese votante al que usted aspira sólo ve la "masa", "el engrudo", en fin, el "grueso" de una ideología, dicho sea de paso, que el actual equipo dirigente del PP aún no ha conseguido explicar, conceptualizar y sintetizar, precisamente porque juega con engaños torpes, groseros, de quien no sabe apenas nada de política. Ese tipo de declaraciones sólo engañan a quienes ya están engañados. Repase, señor Rajoy, a Maquiavelo: "Cuando es preciso discurrir, el pueblo no sabe ya más que ir a tientas en la oscuridad".

Las dos entrevistas, dicen los cursis, son el inicio del nuevo curso político. Falso. Son dos documentos para enterarse de cómo nos llevan al despeñadero como nación. Sin embargo, los españoles harán como que la cosa no va con ellos, o peor, considerarán a estos dos políticos como dos grandes eminencias. Eso se llama, sí, vivir ensimismados, o sea, negar que estamos no sólo ante dos incompetentes, sino sobre todo ante dos mentirosos. El primero lo hace con desparpajo porque sabe que cuanta más grande sea la mentira más lo jalean sus votantes; el segundo es indeciso y pusilánime porque desconoce que el votante-basura que aspira a tener en su partido es brutal, o sea, quiere votar "el grueso", nunca el matiz.

Lean, pues, esas entrevistas y se enterarán de verdad cómo estos dos personajes están entregados absolutamente a quienes, definitivamente, están triturado España: los nacionalistas.

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