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Carlos Semprún Maura

La rentrée

Europa se ha mostrado profundamente hipócrita en cuestiones de Defensa, porque siempre que lo ha necesitado ha podido contar con la ayuda militar de los Estados Unidos, pero al mismo tiempo se ha dedicado a despotricar contra el imperialismo yanqui.

Así se dice en Francia, la rentrée, y no sólo los niños al cole; también los columnistas a sus columnas, los ministros a sus consejos, los partidos a sus líos, la política a los platós de televisión... Lo único que no vuelve, porque siempre estuvo presente, es la lluvia. Pero ya que uno tiene la obligación de otear y hojear la prensa y otros medios de información, siente satisfacción al poder leer de nuevo la columna del viernes de Yvan Rioufol en Le Figaro, por ejemplo. No es nada optimista, dado que es inteligente. "Sí, las democracias están en peligro", escribe, refiriéndose a Afganistán y al terrorismo islámico en general, pero también a Georgia, a la nueva agresividad de Rusia, o a lo que hace China en el Tíbet, y sobre todo a la prudencia, que linda con la cobardía, de Europa.

La cumbre de los 27 países de la UE, reunida en Bruselas anteayer por la tarde, no constituye la menor excepción. Decidieron regañar a Rusia, pero sin la menor sanción. Y Moscú se felicita de su prudencia y sentido común. Pero ¿qué puede hacer Europa, sin ejército, ni diplomacia común, y dependiendo demasiado de Gazprom? Evidentemente nadie esperaba, ni deseaba, que declararan la guerra a Rusia, pero estas cumbres que no deciden nada, que se limitan a "conversaciones de puerta de tierra", crean malestar.

Desde 1945, Europa se ha mostrado profundamente hipócrita en cuestiones de Defensa, porque siempre que lo ha necesitado ha podido contar con la ayuda militar de los Estados Unidos, pero al mismo tiempo se ha dedicado a despotricar contra el imperialismo yanqui. Lo ha hecho incluso cuando había pedido esa ayuda, como sucedió en el caso de las guerras en ex Yugoslavia. Pero aunque no declararan ahora ninguna guerra, podría reforzarse la OTAN y limitar drásticamente nuestra dependencia energética con Rusia, por ejemplo.

Mientras tanto, Nicolas Sarkozy sigue superactivo: mañana estará en Damasco, y luego viajará de nuevo a Moscú y Tbilisi. Yo desconfío totalmente de la fingida "apertura" siria y no creo que Putin le dé demasiada importancia a las visitas del presidente galo, pero, bueno, algo habrá intentado. Porque a Rusia tampoco le interesa, por ahora, agravar demasiado el conflicto con la UE, y se aprovecha de que los Estados Unidos están ausentes, en periodo electoral.

Si la crisis interna de la UMP, y los posibles cambios en su dirección, se limitan por ahora a los rumores, la crisis del PS es un destape colectivo. Como los medios son mayoritariamente sociatas, se dedicaron a promover una imagen positiva de la reciente "universidad de verano" de La Rochelle. Sin embargo, con la rentrée, Martine Aubry, Pierre Moscovici, Laurent Fabius, François Hollande y demás protagonistas de la feria han declarado unánimemente en diferentes platós y tertulias que fue una catástrofe, que no hubo acuerdo y que la "guerra de los jefes" es insoportable, haciendo todo tipo de manifestaciones de pesimismo. ¡Ojalá tengan razón!

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