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Palin, la amenaza

Más allá de esa valiosa experiencia, y de su identidad ideológica con la base conservadora y religiosa del partido, está una personalidad abominable para los izquierdistas pero en la que se reconoce el ciudadano medio norteamericano. Es una de los suyos.

También podía ser llamada la electrificadora, porque titulares de la prensa norteamericana de diestra y siniestra de hoy proclaman que ese ha sido el efecto de su discurso para aceptar su designación como aspirante a la vicepresidencia. Otro significativo título que se ha repetido espontáneamente es el de "chuta y marca". La señora ilusiona a los suyos, es su vivo retrato ideológico y su actuación les ha encantado. Los riesgos de que esta desconocida pinchara parecen alejarse e incluso la prensa enemiga la trata con cierto respeto mientras sigue hurgando en su pasado, al tiempo que cubre las vergüenzas de su ídolo, como su íntima asociación de años en Chicago con conspicuos ex-terroristas, en absoluto arrepentidos.

Claro está que la gran batalla con la prensa, a la que se verá obligada, no está más que a punto de empezar. Ahí dará su talla o se desintegrará. Hay unanimidad en que no cuenta con espacio para los términos medios. Los republicanos abrigan ahora pocos temores respecto al resultado. Está destinada a ser un peligro para alguien. Si el riesgo se aleja para McCain y su audaz decisión se revela como sabia, entonces la amenazadora sombra de la alasqueña se proyectará sobre la candidatura rival.

Ella y los demás oradores han sabido vender su particular experiencia, lanzado con fuerza la pelota contra el tejado de Obama. No es ubicación definitiva y el peloteo sobre tan enjundioso tema continuará los dos meses que quedan de campaña. De momento, le han segado la hierba bajo los pies del senador, convirtiendo en un activo la total carencia de washingtonidad de la gobernadora, con todo lo que ello implica en el imaginario americano de virginidad política y capacidad reformadora. La Palin ha sido el cambio, y en medida muy apreciable, en su remoto estado. Por mucho que quiera monopolizar ese tema, Obama no tiene nada que ofrecer al respecto ni en el Chicago de su carrera ni en el Washington de su lanzamiento. El historial de Obama nos presenta un gran plantel de votos del más radical izquierdismo y una serie de escamoteos para zafarse de votaciones comprometidas. Más algunos giros de 180 grados en los últimos tiempos electorales. Nada de enfrentamiento con el sistema. "Nothing, nada", como repitió en español Giuliani.

Se dice que escoger el compañero de candidatura es la primera decisión que toma un futuro presidente. La regla básica es que no haga daño. Todavía no es del todo seguro que se cumpla. La segunda tiene que ser que haga el máximo daño posible a los rivales, pero la realidad es que históricamente los vices han significado muy poco en votos. Sólo algo en su estado de procedencia. A veces son elegidos pensando en la gobernación, como Cheney por el Bush actual. Pero en todo caso completan la imagen pública del candidato principal. Un dato más sobre sus preferencias políticas. Y ese es el caso en esta ocasión. McCain ha reforzado su imagen de inconformista independiente y ha mejorado sus credenciales como reformador, no el cambio por el cambio, retórico y etéreo de Obama, que cuando por fin se ha concretado un tanto en la convención de su partido en Denver, hace unos días, ha resultado ser más de lo mismo de la tradicional ortodoxia estatista, intervencionista y redistributiva de los demócratas.

La gran aportación de Palin es que, para delicia de sus masas, muy decepcionadas con la washingtonización de su partido, ella ha hecho rodar en su estado eminentes cabezas republicanas, muy habituadas al calorcillo de los métodos corruptos. Pero todavía más allá de esa valiosa experiencia, y de su identidad ideológica con la base conservadora y religiosa del partido, está una personalidad abominable para los izquierdistas pero en la que se reconoce el ciudadano medio norteamericano. Es una de los suyos. Esa es su gran fuerza y lo que podría atraer votos independientes y de demócratas moderados.

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