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Charles Krauthammer

Palin y los periodistas sabelotodo

El entrevistador plasmó a la perfección el esnobismo de la élite y la condescendencia intelectual que ha caracterizado la reacción de los intelectualillos ante esa madre de cinco hijos que se ha metido en su terreno.

A veces visiblemente nerviosa (...) la señora Palin quedó totalmente paralizada cuando fue preguntada por Gibson si estaba de acuerdo con la doctrina Bush. Palin no parecía saber de qué le hablaban. Gibson, igual que un profesor impaciente, le informó de que se refería al derecho a la 'autodefensa preventiva'.

New York Times, 12 de septiembre de 2008

¿Le informó? Tonterías. El Times lo entendió mal. Y Charlie Gibson también. No existe una única Doctrina Bush. En realidad ha tenido cuatro significados diferentes, cada uno de los cuales ha sucedido al anterior a lo largo de los ocho años de esta administración. El que Charlie Gibson citó no es el que se suele usar hoy en día.

Cuando le pregunta a Palin si está de acuerdo con la doctrina Bush, ella responde con bastante sensatez a una pregunta ambigua: "¿A propósito de qué, Charlie?". Intuyendo que había logrado "pillarla", Gibson se negó a dar más detalles. Tras obligarla a tantear en busca de la respuesta, le explicó a regañadientes a esa cateta cazadora de alces que la doctrina Bush "consiste en que tenemos derecho a la autodefensa preventiva". Error.

Tengo cierto conocimiento de primera mano en la materia porque, como señala la entrada de la Wikipedia sobre la doctrina Bush, yo fui el primero en utilizar el término. Fue en el artículo principal del número del 4 de junio de 2001 del Weekly Standard titulado La Doctrina Bush:El Tratado de Misiles Balísticos, Kioto y el nuevo unilateralismo americano. Sugerí entonces que la política de la administración Bush de retirarse unilateralmente del tratado de misiles y rechazar el protocolo de Kioto y otros suponía un cambio radical en política exterior que debería llamarse Doctrina Bush.

A continuación se produjeron los atentados del 11 de septiembre y esa idea fue rápidamente aparcada a causa de la llegada de la guerra contra el terror. En su discurso ante el Congreso nueve días más tarde, Bush afirmó: "O estáis con nosotros, o estáis con los terroristas. A partir de este día, cualquier nación que siga albergando o apoyando el terrorismo será calificada por Estados Unidos de régimen hostil". Esta política de "con nosotros o contra nosotros" con respecto al terror, desplegada por primera vez contra Pakistán cuando el secretario de Estado Colin Powell dio al presidente Musharraf un ultimátum de siete puntos encaminado a poner fin a su apoyo a los talibanes y a hacer que apoyase nuestro ataque contra Afganistán, se convertía en la esencia de la Doctrina Bush. Hasta Irak. Un año más tarde, cuando preparaba la Guerra de Irak, Bush ofreció como su principal justificación una doctrina de guerra preventiva. Esto es lo que Charlie Gibson cree que es la Doctrina Bush.

No lo es. Es la tercera de una serie, y fue sucedida por la cuarta y actual definición de la Doctrina Bush, la formulación más radical de la política exterior del presidente y la que la define de manera más característica: la idea de que la misión fundamental de la política exterior norteamericana consiste en propagar la democracia por todo el mundo. Fue enunciada con el mayor de los dramatismos en el segundo discurso de aceptación de la presidencia de los EE.UU. de Bush: "La supervivencia de la libertad de nuestro país depende cada vez más del éxito de la libertad en otros países. La mayor esperanza de paz en nuestro mundo es la expansión de la libertad por todo el mundo". Esta declaración de una agenda de libertad universal y radical estadounidense iba conscientemente encaminada a replicar el compromiso de John Kennedy de que los Estados Unidos "pagarán cualquier precio, soportarán cualquier carga (...) para garantizar la supervivencia y el éxito de la libertad". También se deriva de la Doctrina Truman de marzo de 1947 y de los 14 puntos de Wilson.

Si hoy me encontrara en cualquier debate público sobre política exterior y mi contrincante fuera a plantear la Doctrina Bush, tanto la audiencia como yo asumiríamos –a menos que mi interlocutor matizase la referencia en otro sentido– que hablaba de la grandiosamente proclamada (y ampliamente atacada) agenda de libertad de Bush, y no de la doctrina de prevención de Gibson. Tampoco la política de "con nosotros o contra nosotros" sin medias tintas de los días inmediatamente posteriores al 11 de septiembre, ni el unilateralismo que caracterizó el primer año de la presidencia de Bush.

Las doctrinas presidenciales son inherentemente maleables y difíciles de definir. Las únicas "doctrinas" fijas en la historia estadounidense son las Monroe y Truman, las cuales surgieron de declaraciones presidenciales únicas durante presidencias en las que había escasas posibilidades de conflictos en materia de política exterior. No es el caso de la Doctrina Bush.

Sí, Palin no lo sabía. Pero tampoco Gibson. Y al menos ella no simuló saberlo mientras, como observa el New York Times, él la contemplaba con aire de superioridad y por encima de sus gafas con desprecio molesto, "sonando igual que un profesor impaciente". Al hacerlo, el entrevistador plasmó a la perfección el esnobismo de la élite y la condescendencia intelectual que ha caracterizado la reacción de los intelectualillos ante esa madre de cinco hijos que se ha metido en su terreno.

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