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Alejandro A. Tagliavini

Por qué existe el hambre

De continuar la situación actual, en cuatro años los frigoríficos argentinos tendrán que traer carne del exterior para satisfacer la demanda interna.

Se suele creer que el hambre es algo "natural", es decir, una condición inevitable de la humanidad y que sólo se puede intentar minimizarla. Nada más errado.

La metafísica aristotélico-tomista lo aclara: el orden natural ha sido creado para el desarrollo de la naturaleza, principalmente humana, de modo que es impensable que no provea las fuerzas creadoras y productivas necesarias para evitar el hambre. Es la violencia la que destruye el orden natural y espontáneo de las cosas.

Entonces, si el hambre ha existido a lo largo de la historia se debe a que los gobiernos, apelando al monopolio de la fuerza, han impuesto todo tipo de regulaciones e impuestos que, consecuentemente, han destrozado la capacidad productiva y distributiva del mercado natural.

Un caso sintomático es el de Argentina que, con solo 40 millones de habitantes, produce alimentos para más de 300 millones de personas y, sin embargo, hay gente que pasa hambre. Y esto va para peor.

Más allá de los discursos ideológicos, Argentina tiene, desde hace décadas, una economía de tipo corporativista (fascista). La fuerza policial del Estado es utilizada para imponer fuertes impuestos (incluso sobre las exportaciones, llamadas "retenciones"), asfixiantes regulaciones y otras medidas que reprimen a las personas. Tal política se ha agudizado durante la época kirchnerista.

En 1997, Argentina exportaba anualmente unas 437.000 toneladas de carne, mientras que Brasil apenas alcanzaba las 286.000. Brasil logró en 2007 exportar 2,4 millones de toneladas, un crecimiento de casi el 730%, mientras que Argentina vendió 525.000 toneladas, un aumento de apenas el 20%, en un periodo en que el mercado global de carne se expandió un 37%.

La riqueza brasileña permitió la compra de frigoríficos en Argentina y Uruguay. Así Brasil, que solía importar carne, tiene hoy empresas que gestionan alrededor del 35% del mercado mundial desde su territorio, mientras que sus empresas en el exterior manejan otro 16%. En total, empresas brasileñas controlan 51% del negocio mundial de la carne.

Sucede que, con precios controlados por el Gobierno argentino (el precio está fijo desde 2006, mientras que los costes aumentaron un 50%), el kilo vivo de novillo vale 0,97 dólares, cuando en los países limítrofes, se paga un promedio de 1,465 dólares. Eso explica que la producción ganadera vaya a crecer este año un 40,7% en Paraguay, un 23,6% en Chile y un 12,1% en Uruguay, mientras que en la Argentina se prevé una caída de 4,61%.

En 2007, Argentina alcanzó a tener 55,8 millones de cabezas de ganado, un 14% más que en 2001. Pero ese mismo año se enviaron al matadero 14,9 millones de animales, un 29% más que antes de la crisis. Es decir, que se está liquidando ganado porque es inviable económicamente.

De continuar la situación actual, en cuatro años los frigoríficos argentinos tendrán que traer carne del exterior para satisfacer la demanda interna, según un estudio de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola.

En el caso de la leche, mientras los rancheros argentinos reciben en promedio 0,26 dólares por litro, debido al control de precios, los productores del resto del Mercosur perciben 0,435 dólares. En Brasil y Chile, donde los productores reciben 0,44 dólares por litro, la producción creció el 13% y el 19%, respectivamente, desde 2005.

Según cálculos de la Asociación de Productores de Leche de la República Argentina, en menos de seis años cerraron 4.000 establecimientos productivos, de los 15.000 que se habían censado en 2002, quedando 11.000. En 2007, la producción alcanzó 9.527 millones de litros, 770 millones debajo de 1999. Así las cosas, el año próximo Argentina se verá obligada a importar leche para satisfacer la demanda interna.

En cuanto a los cereales, mientras aumenta la población, el volumen de la cosecha argentina de granos se mantiene estable desde 2005, en tanto que en Paraguay aumentó un 129%, en Brasil un 64% y en Uruguay un 61%. Por el lado de la exportación, durante los últimos tres años, los embarques brasileños crecieron en un 980%, mientras los de la Argentina cayeron el 7%.

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