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Fernando Herrera

¿Pondrá Vodafone las puertas al campo?

¿Y si fuerzan a Vodafone a permitir la voz sobre IP en esa tarifa? Pues posiblemente retire su oferta y habrá un montón de clientes que no podrán acceder a esa tarifa plana de datos a un precio atractivo, gracias al regulador.

La semana pasada Vodafone anunció el lanzamiento de un producto bastante atractivo: una tarifa plana para acceso a datos, en movilidad. Vamos, como el ADSL aunque sin tanta velocidad, pero pudiéndotelo llevar contigo.

Evidentemente, el punto más atractivo era el precio, pero no, desde mi punto de vista, el más sorprendente. Vodafone ofrece dicha tarifa plana, siempre y cuando no se utilice la capacidad de datos para hablar por teléfono con tecnología de Voz sobre IP.

Dejando de lado las dificultades técnicas que tal control pueda suponer para el operador, lo que hace Vodafone es impedir que el cliente utilice un determinado servicio mediante su acceso a internet. Sería como si, digamos, un operador de ADSL vendiera un acceso a internet que no permitiera conectarse a los bancos o a Google.

Las razones del límite que pone Vodafone son evidentes desde el punto de vista comercial: si no los establece, la gente podrá llamar por teléfono desde su móvil con esta tarifa plana de datos y no utilizar la forma convencional. Vodafone no podría cobrar por estas llamadas y su tráfico de voz pasaría a cursarse mediante la tarifa plana de internet, que se constituiría así en una tarifa plana de voz. Esto afectaría a sus ingresos minoristas, pero muy especialmente a los mayoristas (terminación en su red).

La acción de Vodafone únicamente debería presentar dudas desde el punto de vista de la demanda: ¿habrá gente a la que interese el producto en estas condiciones? ¿Cómo hará para evitar el fraude que seguro se va a producir? Estas son las incógnitas a las que se enfrenta todo empresario cuando saca un producto al mercado. Si le va bien, se forra; si le va mal, vuelta a empezar.

Sin embargo, el mercado de las telecomunicaciones dista de ser un mercado libre y la incertidumbre parece venir más del lado regulatorio. ¿Cómo responderán los distintos entes supervisores ante esta oferta? ¿Tendrán algo que decir al respecto la Comisión Europea, nuestro Gobierno o el regulador independiente?

Porque lo que se discute en el fondo es si los operadores pueden o no hacer lo que quieran con las redes de su propiedad. El término técnico es "neutralidad de red", los derechos de los bits a los que se hacía referencia en esta misma columna hace unas semanas. Y seguro que los reguladores algo van a querer decir.

Si dejan a Vodafone progresar con su oferta, significará que se aceptan la libertad de los operadores para configurar sus ofertas de la forma que consideren oportuna, sólo respondiendo ante sus clientes, de modo que enterrarán el debate sobre la neutralidad de red. Si Vodafone desea ofrecer una tarifa plana de 1 Euro para llamadas nacionales e internacionales, sólo válida cuando el cliente esté debajo de un ciprés, podrá hacerlo, serán los clientes quienes le juzguen.

Pero, ¿y si no sucede así?, esto es, ¿y si le fuerzan a permitir la voz sobre IP en esa tarifa? Pues resultará que Vodafone posiblemente retire su oferta, por las razones de negocio expuestas más atrás y habrá un montón de clientes que no podrán acceder a esa tarifa plana de datos a un precio atractivo, gracias al regulador. Y además, muchísimos más nos quedaremos sin conocer otros posibles lanzamientos que tal vez nos hubieran interesado a los consumidores, ya sean de Vodafone o del resto de operadores. Todo ello, por cortesía del regulador.

Lo que parece claro es que alguien va a poner "puertas al campo". Esperemos que sea Vodafone.

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