El presidente del Gobierno ya tiene convalidados por el Congreso de los Diputados los dos decretos para el plan de rescate de las entidades de crédito españolas. A partir de mañana, además, se debatirán en el Congreso los Presupuestos Generales del Estado, que previsiblemente lograrán aprobarse con el apoyo del nacionalismo vasco y gallego. El jueves, por tanto, se habrá terminado el sarao legislativo y deberá comenzarse a gestionar el dinero y a tomar decisiones. Ahora llega el momento de tomar el mando, de pilotar la crisis, sin más entretenimientos. Y eso para Zapatero son palabras mayores.
El presidente del Gobierno comenzó negando la crisis para más tarde aceptarla bajo el cobijo europeo. A partir de ese momento, tomó decisiones unilaterales (como los decretos leyes), buscando un excesivo protagonismo en un momento en que debería haber mostrado mayor generosidad con la oposición. Zapatero trató de echar las culpas de la crisis a todos los demás (Bush, Aznar, los neocon...), insultó reiteradamente al Partido Popular y se mofó de las medidas ajenas contra la crisis. Sin embargo, todo este esperpento no ha sido objeto de crítica por parte del Partido Popular quien parece haberse convertido en una oposición domesticada.
Con todo, una vez aprobados los decretos especiales y los Presupuestos, Zapatero deberá ya no podrá echar más balones fuera, pues tendrá que ejecutar todo su "plan de salvación". Así, desde este jueves Zapatero se enfrenta al verdadero examen. Toda la campaña de propaganda de las últimas semanas sólo tenía como cometido parar el golpe. Las peores consecuencias de la crisis, del paro, de la inflación y de la insolvencia bancaria comienzan ahora.