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Juan Carlos Girauta

El "poder nacional agregado" de España

La media pata que queda en pie es la económica. Y es cierto que esa media pata es más fuerte que muchas de las que van a bailar en Washington el 15 de noviembre. Pero, para nuestra desgracia, Zapatero lleva años empeñado en debilitar el sumatorio chino.

Los chinos utilizan el concepto de "poder nacional agregado" para referirse a la suma del poderío económico, militar y diplomático de un país. El sumatorio nos lo recuerda Robert Kagan en su última obra, cuyo título, El retorno de la historia y el fin de los sueños, contiene ya, junto a una diplomática coz a Fukuyama, una apelación al realismo muy conveniente para todos aquellos funcionarios de lo internacional (o simplemente aficionados a viajar gratis) que jamás leyeron a Raymond Aron: "la política exterior es una política de poder". Y ¿qué cosa es el poder? Que nos responda Kagan, y cerramos el círculo: "El poder es la capacidad de conseguir que los demás hagan lo que uno quiere y de evitar que hagan lo que uno no quiere".

Por ejemplo, Zapatero. Quiere que lo reconozcan como el líder de la respuesta europea a la crisis financiera global. Así lo vendió recientemente el portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, ante un incrédulo Carlos Herrera, que invocó el penúltimo feo internacional, el de la cumbre de París, hasta que el entrevistado salió con esta solución de compromiso: "Zapatero es uno de los líderes que... No ya el líder". En el mismo sentido se acaba de pronunciar Leire Pajín. Y si lo que quiere el presidente es ese reconocimiento, lo que no quiere va de suyo. No quiere que se reúna el G-20 y le dejen al margen. No quiere verse relegado hasta por Argentina tras haberse presentado en familia como si fuera John Maynard Keynes redivivo. Ridículos, los justos.

Ahora echa humo en la Moncloa el teléfono rojo (volamos en círculo sobre Madrid). Bush, ¿qué hay de lo mío? McCain, márcate un detalle. Obama, que yo te apoyo, ya lo sabes. Es la diplomacia del pelmazo, la diplomacia moratinesca de Serafín Latón. Poco margen le queda a quien ha dejado a su país con un "poder nacional agregado" que es un trípode al que le fallan dos patas y media. Falla la pata militar por sistemática falta de inversiones, por confundir modernización con imagen moderna (pertenecer a variopintas misiones), por no corresponderse su estructura con nuestras dimensiones, demografía, posición estratégica y posibles amenazas. Falla la pata diplomática por vocación de provocar, por meter el dedo en el ojo a la única superpotencia del mundo traicionándola a ella y a nuestros aliados con la retirada de Irak para construir un triste prestigio progre puertas adentro, por mantener a un desastroso ministro de Exteriores que ha avergonzado a la carrera, ha acusado de golpismo a un ex presidente español, ha reforzado lazos con tiranías y con quienes financian la desestabilización en Hispanoamérica. La media pata que queda en pie es la económica. Y es cierto que esa media pata es más fuerte que muchas de las que van a bailar en Washington el 15 de noviembre. Pero, para nuestra desgracia, Zapatero lleva años empeñado en debilitar el sumatorio chino.

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