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José Carlos Rodríguez

La audacia de Obama

Obama no cree en los derechos inherentes a la persona, sino en los valores, en los sueños, ideales, mitos de una sociedad. Y éstos se pueden reescribir, cambiar, por medio de la oratoria.

Cuando queda apenas una semana para que los ciudadanos de los Estados Unidos elijan nuevo presidente, observo que los medios españoles siguen despreciando al candidato republicano y hablando sin parar del demócrata, Barack Obama. Pero acaso lo peor es que, por muchas palabras que gastan en él, da la impresión de que es con muy poco provecho. No veo a quien cuente qué idea tiene Obama de lo que debe ser el "cambio" que tanto predica, cómo puede producirse, hacia dónde, cuáles son sus referencias y por qué confía en "la audacia de la esperanza", que es como ha llamado a una de sus dos autobiografías.

La historia personal de Omaba nos lleva a un chaval que tuvo que cambiar su identidad y adaptarse a comunidades diferentes. Él cree también que cualquier comunidad, incluida toda una nación, puede cambiar si se le ofrece el apoyo necesario. No cree en los derechos inherentes a la persona, sino en los valores, en los sueños, ideales, mitos de una sociedad. Y éstos se pueden reescribir, cambiar, por medio de la oratoria. Obama habla con un lenguaje entre religioso y laico y departe sus discursos con una seguridad y una autosuficiencia descollantes.

La Constitución, como Estados Unidos en su origen, es racista. Pero puede cambiar, porque la Constitución es un "texto vivo", que se adapta a las circunstancias del momento. El genio de los Padres Fundadores, para Obama, no es que redactaran un texto fundacional anclado en derechos inherentes a la persona –y por tanto eternos– como la libertad y el derecho a la vida y la propiedad, sino que idearan un sistema político que tiene la capacidad de cambiar. Él puede decir una cosa y luego la contraria. Eso no tiene importancia. Para él la libertad implica "el rechazo de cualquier verdad absoluta, la infalibilidad de una idea o ideología", así como de cualquier "tiránica consistencia" con cualquier postulado. Lo único importante es saber dónde se quiere llevar al país.

El programa de Obama no difiere del de Franklin D. Roosevelt: implicar a sectores más amplios de la población en el Estado de Bienestar, hacerlos dependientes del Estado en lugar de lograr que sean responsables y autosuficientes y conseguir un control político desde el partido que defiende esas políticas (el Demócrata), suficiente para asentar un predominio de su partido durante décadas. Por eso Roosevelt es su principal referencia en su propio partido. Por eso en el Republicano se fija en los antecedentes de Ronald Reagan y, sobre todo, de Lincoln, porque cambiaron las cuestiones sobre las que giraba la política y asentaron el dominio de sus propios partidos por muchos años. Obama quiere que predominen en la política de Estados Unidos determinadas preguntas para las cuales sólo los demócratas tendrán respuesta.

Los estadounidenses se debaten entre el candidato malo y el mesiánico que quiere transformar el país, todavía no se sabe en qué. Todo apunta a que optará por el segundo. Si es así, les esperan dos años muy duros a los conservadores de Estados Unidos, con la presidencia y las dos Cámaras en manos demócratas. Espero que, al menos, les sirva para reflexionar sobre la deriva de los últimos años.

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