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Alejandro A. Tagliavini

Esclavitud en el siglo XX

Queda demostrado que los Kirchner no creen en la democracia, pero sí creen que los argentinos somos estúpidos porque no sabemos escoger lo que más nos conviene. Utilizan entonces la fuerza, demostrando que buscan aumentar su poder tiránico.

Muchos se sorprenden que un santo como Tomás de Aquino aceptara la esclavitud. Pero lo que pretendía era que los esclavos recibieran trato de cristianos, algo que la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), el organismo estatal argentino que se ocupa de las jubilaciones, se niega a hacer con nuestros ancianos, a quienes maltrata con inhumanas e interminables colas y trámites para, finalmente, pagarles una jubilación miserable.         

El gasto del Gobierno de Kirchner se ha desbocado en corrupción y demagogia. Y se financió con más deuda y más altos impuestos que cobraba gracias a los altos precios de las materias primas exportadas. Pero la crisis financiera internacional provocó que bajara el precio de esas exportaciones; por ejemplo, la soja cayó de 604 a 340 dólares la tonelada. Y todo el país sufre una caída en la actividad económica, por lo que descendió mucho la recaudación tributaria.

Con la reducción en el precio del petróleo, Chávez no está ahora en condiciones de "ayudar". Sucede que el Gobierno argentino decidió deshacerse del FMI, cancelando la deuda de 9.530 millones de dólares con ese organismo y prefirió financiarse con el Gobierno de Venezuela. Las ventas de deuda pública a Chávez se iniciaron en 2005 y suman 9.241 millones de dólares. Pero la tasa de interés que Chávez cobra a Argentina fluctúa con el mercado. Fue, en promedio, del 8,5% en 2005, bajó un año más tarde a 8,1%, para luego subir a 9,6% y finalmente alcanza 14,8%. Al momento de cancelar la deuda, el FMI cobraba una tasa de interés de alrededor de 5,5%. Es decir que Chávez cobra casi el triple que el FMI.

Así las cosas, con un gasto estatal descontrolado por el afán de mantener el control político mediante dádivas para los amigos, los Kirchner no encontraron mejor solución que terminar con el sistema de jubilación privado (las AFJP) y confiscar sus 30.000 millones de dólares de fondos descontados durante años de los sueldos de los trabajadores. Lo que los Kirchner buscan al nacionalizar completamente el sistema de jubilación son 3.200 millones de dólares que aportarán los afiliados a las AFJP. Además se ahorrarán 3.400 millones de dólares que deberían pagar a las AFJP el próximo año, en capital e intereses sobre bonos públicos en sus carteras.

Con esta re-estatización, el Gobierno argentino refuerza su fama de moroso consecutivo. A impago decretado en 2002 se suman las falsas bajas cifras oficiales de inflación, ya que los intereses de muchos bonos gubernamentales se ajustan al IPC. Y al confiscar las AFJP le ponen la mano a más de 18.000 millones de dólares que tenían esas agencias privadas en títulos públicos que no tendrán que pagar. El resto de los fondos, hasta completar 30.000 millones de dólares, son depósitos a plazo fijo y acciones de compañías que pasan a manos del Gobierno, convirtiéndose éste en importante accionista de muchas empresas.

Esta confiscación implica esclavitud, no democracia, con meras promesas de una futura jubilación estatal digna, mientras los jubilados inundan los tribunales con demandas porque el Estado no les paga lo que les debe.

Hace unos meses, el Gobierno permitió que jubilados en el sistema privado se pasaran al sistema estatal, pero la mayoría decidió no hacerlo. Ahora queda demostrado que los Kirchner no creen en la democracia, pero sí creen que los argentinos somos estúpidos porque no sabemos escoger lo que más nos conviene. Utilizan entonces la fuerza, demostrando que buscan aumentar su poder tiránico.

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