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Emilio J. González

Y Mafo por fin habló

Las palabras de Mafo deben ser bienvenidas: no sólo porque tiene toda la razón, sino porque este es el momento de decirlas, cuando hay banqueros que no quieren transparencia y cuando el Gobierno sólo sabe culpar de la crisis a Bush y al PP.

El Banco de España no se ha prodigado mucho, precisamente, en declaraciones en todo lo que llevamos de crisis económica y financiera, que ya va para quince meses. Sus palabras se han echado de menos con ocasión de contribuir a transmitir confianza en el sistema financiero español, explicando cómo están las cosas en el sector crediticio, qué problemas hay o puede haber y qué va a hacer la institución para resolverlos (además de transmitir a los ahorradores el necesario mensaje de calma y tranquilidad en el sentido de que sus ahorros estaban asegurados por el Fondo de Garantía de Depósitos mucho antes de que Zapatero se lanzara a aprobar medidas a troche y moche). Es lo que el Banco de España tendría que haber hecho. Sin embargo, su gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, Mafo, lo mismo que el propio supervisor, hasta ahora han permanecido callados, muy probablemente siguiendo algún tipo de instrucción desde Moncloa. Sin embargo, Mafo acaba de romper su silencio y lo ha hecho en el momento en que tenía que hacerlo el máximo responsable de la supervisión de nuestro sistema financiero y de acuerdo con las funciones que tiene en nuestro entramado institucional.

Lo primero que ha dicho Mafo es que, en el rescate bancario "la transparencia es fundamental". El gobernador sale, de esta forma, al paso de la petición que realizó el otro día el consejero delegado del Santander, Alfredo Sainz, acerca de que las entidades que se acojan al plan de ayudas aprobado por el Gobierno permanezcan en el anonimato. Pocas cosas podrían ser más contraproducentes que mantener esta actitud, por diversos motivos de peso. Para poder restablecer la confianza en el sistema, lo primero que hay que hacer es saber quién tiene problemas, cuál es su naturaleza y qué magnitud alcanzan. En caso contrario, todos seguirán sin fiarse de todos y la liquidez que está inyectando el BCE en toda la zona euro no fluirá como debe para permitir una pronta restauración del crédito a empresas y familias, tan necesario no sólo para superar la crisis económica sino para evitar que sea tan dura como parece que va a ser.

Además, cuando se comprometen tantos miles de millones de euros en el rescate de la banca y las cajas de ahorros –dinero que procede del bolsillo de todos los españoles– éstos tienen que saber en qué se están empleando esos recursos, por qué tienen que salvar a las entidades crediticias y poder pedir las responsabilidades oportunas a quien corresponda, ya sean políticas o de gestión. Esta es una de las bases de la democracia. Asimismo, la transparencia es fundamental para saber cómo emplean esas cantidades ingentes de euros tanto el Gobierno como las entidades de crédito, porque esos miles de millones ni se deben utilizar para favorecer a los amigos y allegados en detrimento de los demás ni las propias entidades deben utilizarlo para otra cosa que no sea la finalidad para la que esos fondos han sido aprobados. Y si no se actúa así, el Gobierno tiene que dar explicaciones de qué está pasando o de por qué permite a bancos y cajas hacer lo que quieran con recursos públicos, con el dinero de todos. Mafo, en este sentido, tiene toda la razón en pedir transparencia. De hecho, ya era hora de que alguien en el ámbito del Gobierno lo dijera. La cuestión es si el gobernador del Banco de España habla por sí solo o lo hace también en nombre de un Solbes, cuyo silencio es más que notable y probablemente se debe a que no quiere decir lo que hay que decir para evitar comprometer al presidente del Gobierno.

Mafo, sin embargo, no sólo ha hablado de transparencia en el plan de rescate. También se ha referido a la economía real para lanzar una seria advertencia al Gobierno en el sentido de que o se liberaliza el mercado de trabajo o el paro se va a disparar de verdad. Y es importante que alguien que habla respaldado por el prestigio de una institución como el Banco de España lance semejante mensaje, al Gobierno y a la sociedad, porque con un Zapatero al que lo único que le preocupa de la situación actual es poder estar el próximo 15 de noviembre en Washington, que no está tomando las medidas necesarias para atacar la crisis y que no da muestras de tener la menor intención de hacerlo, lo que se precisa en estos momentos es que se empiece a meter presión al presidente del Gobierno para que haga lo que tiene que hacer. Porque esta crisis ni es coyuntural ni se va a resolver por sí sola, excepto si se deja transcurrir un periodo de tiempo demasiado largo y con incontables víctimas en términos de personas en paro y de empresas quebradas.

Por supuesto, hablar en estos momentos de liberalizar el mercado de trabajo no es sencillo. Reformas como ésta que, aunque extremadamente necesaria, es del todo punto impopular, deben aprobarse en un contexto económico más favorable y evitar hacerlo cuando las circunstancias pueden provocar un amplio rechazo de la sociedad. Pero Zapatero y su equipo no deben olvidar que un Gobierno está para gobernar y para resolver los problemas del país. Dejar transcurrir más tiempo es permitir gratuitamente que los problemas se agraven más de lo que ya lo están. Ya fue un error no seguir con las reformas estructurales en la pasada legislatura; ese error sería todavía mayor si, con la que está cayendo, se renuncia a tomar ahora las decisiones aplazadas simplemente por cuestiones de marketing político o de temor a perder más apoyos electorales de los que las encuestas ya advierten que el PSOE está perdiendo. Más va a perder si deja que las cosas sigan empeorando y permanece de brazos cruzados, aunque ese es su problema. El de la sociedad es que no se merece el castigo que está recibiendo y el que todavía le aguarda en los próximos dos años a causa de un Ejecutivo que no hace lo que debe. Por ello, las palabras de Mafo deben ser bienvenidas: no sólo porque tiene toda la razón, sino porque este es el momento de decirlas, cuando hay banqueros que no quieren transparencia y cuando el Gobierno lo único que hace de cara la crisis es culpar de la misma a Bush y al PP, tergiversando y ocultando la verdadera naturaleza de los problemas de nuestra economía.

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