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ENIGMAS DE LA HISTORIA
¿Por qué fue creado el Ku Klux Klan?
Contra lo que pueda pensarse, el Ku Klux Klan fue en sus inicios una organización nacionalista cuya historia se enraizaba en el devenir nacional de Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XIX.César Vidal

La imagen de los miembros ensabanados del Ku Klu Klan, de sus cruces ardiendo y de sus tropelías es relativamente familiar para los aficionados al cine. Sin embargo, contra lo que pueda pensarse, el Ku Klux Klan fue en sus inicios una organización nacionalista cuya historia se enraizaba en el devenir nacional de Estados Unidos durante la segunda mitad del s. XIX. Su éxito fue considerable y obliga a preguntarse por las razones de su creación.

El KKK fue fundado en diciembre de 1865 en Pulaski, una localidad de Tennessee situada cerca de la frontera con Alabama. Sus seis fundadores eran personas de estudios que habían sido oficiales confederados e, inicialmente, no pensaban ir más allá de crear un club sureño con resonancias peculiar —y ridículamente— esotéricas. Al principio, la violencia no formaba parte de sus actividades y su extensión territorial era escasa. Ese mismo año, durante la primavera, se había producido la rendición del ejército confederado y el final de la guerra civil. El presidente Linconl se había mostrado repetidas veces partidario de una política de mano abierta que reintegrara a los estados rebeldes en la Unión sin represalias ni ejecuciones, pero su asesinato el 14 de abril de 1865 frustró totalmente esa posibilidad. El partido republicano se preocupó de excluir de los censos electorales del sur a los votantes blancos y, a la vez, de entregar el voto a los negros. Dado que el mismo partido republicano estaba votando en contra de conceder el voto a los negros en algunos estados del norte, no sorprende que muchos sureños sospecharan que tenía segundas intenciones. No se equivocaron.

Lo que vino a continuación no fue tanto una política de defensa de principios morales cuanto un sistema de corruptelas que formaba legislaturas estatales y gobiernos pasando por encima de los administrados y favoreciendo a especuladores procedentes del norte. Se trató de un clima que aparece personificado en los especuladores norteños de "Lo que el viento se llevó" de Margaret Mitchell o en los politicastros demagogos de "El nacimiento de una nación" de Griffith. En 1867, los radicales republicanos controlaban políticamente todos los estados sureños y, paradójicamente, esa situación se tradujo en el crecimiento del KKK. En abril de ese mismo año, un grupo de representantes del KKK se reunió en Maxwell House, Nashville, y procedió a redactar unos estatutos en los que se insistía en la defensa de la constitución de Estados Unidos y de los "débiles, inocentes, indefensos y oprimidos".

El general confederado Nathan Bedford Forrest, que nunca había sido derrotado en el campo de batalla, fue elegido Gran Brujo y se procedió a estructurar el KKK en ámbitos, dominios, provincias y conventículos. Cuando en 1868 se implantaron los nuevos gobiernos estatales de la denominada Reconstrucción, el peso del Klan en la vida sureña creció como la espuma. Un buen número de sus miembros eran antiguos soldados confederados que no dudaron en recurrir a la violencia para defender a los que consideraban "débiles y oprimidos", es decir, a los blancos sureños a los que la política republicana estaba privando de su posición social.

Su actuación fue muy activa en los nueve estados que se extendían desde Tennessee y las dos Carolinas hasta Mississippi, Arkansas y Texas pero, por regla general, no afectó a las grandes ciudades, a las zonas costeras o a aquellas poblaciones donde la población negra era mayoritaria. Con la excepción de Florida, Tennessee y partes de Alabama y Mississippi, el Klan no actuó en zonas donde los negros fueran un porcentaje reducido. Sin embargo, los hombres del Klan no se centraron únicamente en la realización de incursiones en las que se flagelaba, linchaba o castraba a negros o republicanos.

En realidad, diseñaron toda una estrategia de recuperación del poder que, inicialmente, fue diversa según el estado. En Tennessee y Georgia, los antiguos confederados —denominados ahora conservadores— intentaron obtener el voto negro; en Carolina del sur formaron un partido reformista de la unión que apeló a los republicanos y negros descontentos en un ensayo de lo que sería el populismo sureño del siglo XX. Sin embargo, los negros votaron masivamente a favor de los republicanos y en todos los estados donde fracasó la política populista e interracial de los demócratas y, a la vez, tuvieron lugar victorias republicanas el Klan experimentó un enorme crecimiento.

Lo que se produjo a continuación fue una cadena de violencia en la que el Klan buscó destruir la base del peso político de los negros —a los que se atacó despiadadamente— cortando de paso la posibilidad de triunfo republicano. El hecho de que además el Klan pretendiera hacer respetar la ley y el orden castigando a los negros que eran insolentes con los blancos o realizaban acercamientos a las mujeres blancas o atemorizando a los forasteros blancos que soliviantaban los ánimos de las gentes de color contribuyó a crear en torno suyo una aureola de prestigio entre los partidarios del nacionalismo sureño que había provocado la guerra civil o siquiera de la supremacía blanca.

En enero de 1869, Forrest anunció la disolución del Klan afirmando que el hecho de no poder ejercer un control centralizado sobre el mismo estaba dando lugar a abusos que no podían ser aceptados por la opinión pública. La desmovilización del Klan fue paulatina pero a finales de 1872 había desaparecido por completo y para entonces su labor estaba en camino de concluir con éxito. Los demócratas —que apoyaban ardientemente la idea de la supremacía blanca igual que lo habían hecho antes de la guerra— volvieron paulatinamente al poder en todos los estados sureños. En 1869, controlaban Tennesse; en 1870, Virginia occidental, Missouri y Carolina del norte; y en 1871, Georgia. En 1873, un año marcado por una crisis económica que llevó a millones a pensar más en cómo poder subsistir día a día que en el voto de los negros, el Tribunal Supremo de Estados Unidos falló, en un caso relacionado con los mataderos de Louisiana, que determinados derechos deben ser defendidos por los respectivos estados y no por el poder central.

El punto de partida de la resolución nada tenía que ver con los derechos de los negros pero servía de base para sostener que las fuerzas armadas de la Unión que, hasta ese momento, habían defendido en cierta medida a la población de color y a los republicanos del sur no tenían competencia legal para ese cometido y, por lo tanto, tendrían que retirarse y dejar la garantía de determinados derechos en manos de cada estado. Al año siguiente, los demócratas se hacían con el gobierno en Alabama, Texas y Arkansas, y en 1877 todo el sur se hallaba controlado por los partidarios de privar a los negros de sus derechos.

A doce años de la derrota en la guerra civil —una derrota que había significado el final de la esclavitud y el inicio de una era de esperanza en el terreno de la igualdad de derechos civiles sin tener en cuenta la raza— los antiguos confederados habían logrado consolidar para sus estados un sistema social en el que los negros se veían desprovistos de prácticamente todos sus derechos como ciudadanos. La victoria había sido fruto de una siniestra combinación de ilegalidad, radicalismo y corrupción republicanos sumada al nacionalismo, el rencor, la práctica de la violencia y el miedo de los blancos sureños.

El KKK tuvo un enorme papel en la articulación de estos últimos aspectos que se mantendrían en pie sin su presencia durante casi un siglo entero.