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Zorita cierra tras 38 años de actividad y en pleno debate sobre la energía nuclear

La central nuclear de José Cabrera en la comarca alcarreña de Zorita ha apagado este domingo sus reactores, después de 38 años en funcionamiento. Fue la primera central en ponerse en marcha en nuestro país, en el año 1968. Desde entonces se han construido nueve más. La llegada del primer gobierno socialista paralizó la construcción de otras dos en lo que se ha llamado la moratoria nuclear. José Luis Rodríguez Zapatero ha planteado la eliminación de la energía nuclear en 20 años.

La central nuclear de José Cabrera en la comarca alcarreña de Zorita ha apagado este domingo sus reactores, después de 38 años en funcionamiento. Fue la primera central en ponerse en marcha en nuestro país, en el año 1968. Desde entonces se han construido nueve más. La llegada del primer gobierno socialista paralizó la construcción de otras dos en lo que se ha llamado la moratoria nuclear. José Luis Rodríguez Zapatero ha planteado la eliminación de la energía nuclear en 20 años.
(Libertad Digital) La central de Zorita es propiedad de Unión Fenosa y seguía produciendo electricidad a partir de combustible nuclear de forma rentable. Pero el 15 de octubre de 2002, el Gobierno popular, pese al dictamen del Consejo de Seguridad Nuclear favorable a la continuación de su actividad, decidió adelantar su cierre hasta este domingo, 30 de abril. La vida prevista para las centrales nucleares está fijada en los 40 años, aunque se podría extender, como se ha propuesto recientemente en Estados Unidos, hasta los 60 años, siempre que cumplan las estrictas medidas de seguridad. La siguiente central que agota su licencia de operación por diez años es la de Santa María de Garona, ya que ésta concluye en julio de 2009. Cumpliría 40 años de funcionamiento en 2011.
 
La energía nuclear en España supone en torno al 20 por ciento de la producción de electricidad del país. La central de Zorita es la que menos aportaba a la producción, con 160 MWe al año, mientras que el resto ronda el millar de MWe, y Garona no alcanza los 500. Tanto los altos precios del petróleo, como las crecientes necesidades energéticas y una economía mundial al alza han lanzado el debate en torno a la energía nuclear en todo el mundo. En España se ha abierto una Mesa de diálogo sobre la evolución de la energía nuclear, que el próximo 3 de mayo celebrará su quinta sesión temática. Tratará en torno a la cobertura de demanda energética en España y la energía nuclear, y concluirá el 17 del mismo mes. En la actualidad, el 80 por ciento de la energía que consumimos procede de otros países.
 
Unión Fenosa, propietaria de Zorita, desmantelará la actual central y construirá una nueva de ciclo combinado, que estará en funcionamiento a partir de 2009. La empresa ha declarado que, si se abre el debate nuclear en España, estaría dispuesta a crear una nueva central con combustible nuclear. Pero tanto el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, como el vicepresidente, han mostrado su rotunda oposición a la construcción de una nueva central de este tipo.
 
La libertad energética
 
La Asociación Internacional de la Energía (AIE) ha declarado que la nuclear es la única energía que podría garantizar una demanda que va en aumento y el Círculo de Empresarios ha pedido un debate serio en torno a esta fuente energética. Por su parte, el Instituto Juan de Mariana ha lanzado un manifiesto con motivo del cierre de la central José Cabrera “en defensa de la libertad energética”. En él, considera que las licencias periódicas crean “una inseguridad jurídica que retrae la inversión en este campo, destruye empleo y limita la creación de riqueza, con una pérdida muy apreciable para los españoles”.
 
El texto considera que “mientras el Gobierno aplica el Protocolo de Kioto, con un grado de incumplimiento por encima de cualquier otro país y con un coste anual para nuestra economía de entre 1.500 y 3.000 millones de euros y no menos de 600.000 empleos, para reducir las emisiones de CO2, las centrales nucleares españolas evitan la emisión anual de 60 millones de toneladas de dicho gas, equivalente a lo que emite el parque automovilístico español”. Por ello considera que “la producción de energía nuclear, así como del resto de fuentes de energía, debe depender de las libres decisiones de las empresas en función de su valoración de la demanda y los costes y no de decisiones políticas”.

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