(Libertad Digital) Los actores volvieron a gritar su "no" a un conflicto que consideran "ilegal e inmoral" y pidieron al presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, anfitrión de la fiesta, que dijera "no a la guerra" o, si no, que dimitiera de su cargo. Gallardón, que no tenía previsto hablar, se limitó a decir que el próximo año, si está en la alcaldía de Madrid, estará dispuesto a recibirles como en años anteriores.
Los candidatos a los premios Max, que se entregarán el próximo 5 de mayo en Vigo, rehusaron incluso a recoger el galardón que les acredita como finalistas. Además, dejaron plantado a Gallardón, reventando la cena oficial que se celebra todos los años al término de la ceremonia. Anabel Alonso era la presentadora pero aquí se produjo el primer amago teatral de los actores. Al subir al escenario, en vez de hablar, cedió la palabra a un joven actor, Roberto Enríquez. Él fue el encargado de no hablar de cine sino de la guerra, o más bien, de la postura del Gobierno ante la guerra, en unos términos bastante agresivos. Gallardón seguía escuchando. Su apuesta era aguantar y ya lo ha bía anunciado.
El actor-orador acusó a Gallardón de "apoyar una guerra promovida por Aznar". Y después le instó a seguir el ejemplo de los militantes del Pp que han dimitido de sus cargos. Tras ello, invitaron al anfitrión a subir al escenario para decidirse a condenar la postura del Gobierno. Si no, y así se lo dijeron, preferían no cenra con él. Lo cumplieron.
La actriz Ana Diosdado fue la única que demostró algo de cordura. Respalda la condena a la Guerra pero antepone la creación artística a la movilización en una entrega de premios como los Max. Tras la representación anunciada, los actores dejaron plantado al presidente de la Comunidad de Madrid y candidato a la Alcaldía. No hubo cena. Ni siquiera ágape en el Patio de Cristal.
Los candidatos a los premios Max, que se entregarán el próximo 5 de mayo en Vigo, rehusaron incluso a recoger el galardón que les acredita como finalistas. Además, dejaron plantado a Gallardón, reventando la cena oficial que se celebra todos los años al término de la ceremonia. Anabel Alonso era la presentadora pero aquí se produjo el primer amago teatral de los actores. Al subir al escenario, en vez de hablar, cedió la palabra a un joven actor, Roberto Enríquez. Él fue el encargado de no hablar de cine sino de la guerra, o más bien, de la postura del Gobierno ante la guerra, en unos términos bastante agresivos. Gallardón seguía escuchando. Su apuesta era aguantar y ya lo ha bía anunciado.
El actor-orador acusó a Gallardón de "apoyar una guerra promovida por Aznar". Y después le instó a seguir el ejemplo de los militantes del Pp que han dimitido de sus cargos. Tras ello, invitaron al anfitrión a subir al escenario para decidirse a condenar la postura del Gobierno. Si no, y así se lo dijeron, preferían no cenra con él. Lo cumplieron.
La actriz Ana Diosdado fue la única que demostró algo de cordura. Respalda la condena a la Guerra pero antepone la creación artística a la movilización en una entrega de premios como los Max. Tras la representación anunciada, los actores dejaron plantado al presidente de la Comunidad de Madrid y candidato a la Alcaldía. No hubo cena. Ni siquiera ágape en el Patio de Cristal.