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El presidente de la patronal venezolana acusa a Chávez de estar supeditado a Castro

Carlos Fernández, presidente de Fedecámaras, quiere que España y la Unión Europea se comprometan con determinación para que se restaure la democracia en Venezuela.

LD (Víctor Gago) El presidente de la patronal que, a falta de partidos vigorosos, cataliza el movimiento de oposición al régimen del teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías ha visitado nuestro país por primera vez desde su ominoso secuestro en la noche del 19 de febrero, por orden directa del dueño de la República y muñidor de la llamada revolución bolivariana.

Fernández pretende que Europa abra por fin los ojos a la deriva de Venezuela hacia el totalitarismo y comprenda las explosivas implicaciones que la consolidación del eje Caracas-La Habana tendrá para la región. Chávez ya da cobertura logística a los terroristas de las FARC, como también ha acogido a terroristas de ETA o ha violado el embargo a un Estado del terror como el Irak del depuesto Sadam Husein. En Las Palmas de Gran Canaria, donde asistió el pasado viernes a la cena anual de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Canarias, acompañado por Andrés Von Fedak, presidente de Jóvenes Empresarios de Venezuela, Carlos Fernández alertó sobre el riesgo de exportación del modelo chavista a otros países de Hispanoamérica. “El cerebro de todo esto no está en Caracas, está en La Habana”, dijo el empresario, que ha tenido que cerrar sus negocios y exiliarse de su país, por temor a sufrir un nuevo secuestro o incluso a desaparecer a manos de los siniestros grupos paramilitares que realizan para Chávez el trabajo sucio de asolar a la oposición.

El presidente de Fedecámaras señaló la trascendencia de que los acuerdos alcanzados en la mesa de diálogo, que permitieron desconvocar la huelga general, se apliquen de forma escrupulosa y transparente, bajo supervisión de la Comunidad Internacional. La OEA, mediante su Resolución 833, y el Departamento de Estado de los USA, han marcado que la superación de la grave fractura del país pasa, ineludiblemente, por que Chávez se someta este mismo año a un referéndum revocatorio. Colin Powell dijo que “ahora veremos si Chávez es realmente un demócrata” y Carlos Fernández está convencido de que el militar hará todo lo posible por condicionar o defraudar el plebiscito, a menos que organismos como la OEA, la Unión Europea y el Centro Carter envíen observadores. “Recuérdese lo que ocurrió en Perú”, dijo, “donde los organismos internacionales supervisores certificaron que Fujimori amañó las elecciones”.

Hay indicios de que, en efecto, Chávez busca desligarse de los compromisos adquiridos en la mesa de conciliación. Fernández señaló, a modo de ejemplo, que el movimiento V República ha iniciado una campaña propagandística en contra de lo que llaman “injerencia” internacional en los asuntos internos venezolanos. Además, se está nutriendo la tensión con Colombia, a fin de desencadenar un sentimiento nacionalista que sería en estos momentos el mejor aliado de la ambición caudillista de Chávez. Al mismo tiempo, el régimen se vuelca en la propaganda y la reeducación popular, no sólo con el mesianismo televisivo del líder, sino mediante una infiltración ideológica cuidadosa en el sistema educativo. “Niñas de 13 y 14 años se dedican a impartir doctrina sobre el comunismo en colegios, teatros, centros cívicos y culturales”, dijo el presidente de Fedecámaras. También en esto, la actuación de Caracas se realiza de forma concertada con La Habana. La dispersión de comisarios políticos cubanos por todo el país es cada vez más intensa, por no mencionar el hecho de que el embajador de Castro en Caracas parece un miembro más del Gobierno de Chávez y le presta una valiosa asistencia en su acoso a opositores y medios de comunicación independientes.

Todo esto que está ocurriendo ahora mismo en Venezuela debe saberse en Europa, como ya se sabe y se sigue con preocupación en Colombia o en Estados Unidos. España debe jugar un papel clave en la persuasión de sus socios comunitarios para un compromiso decidido con la democracia venezolana, opinó Carlos Fernández. Insistió en que la comprensión o el aplauso de la izquierda y de la mayoría de los medios de opinión a un político como Chávez no ayudan a los ciudadanos de este país.

La economía venezolana se abisma hacia un colapso inducido por el propio régimen. El anclaje cambiario tiene desabastecida la industria y el comercio de un país cuyo consumo depende, en un 60 por ciento, de las importaciones de insumos y manufacturas. El Gobierno ha impuesto sus propios economatos de productos básicos, redes militarizadas de abasto que son un foco de corrupción, que no solucionan el problema de la miseria y el hambre lacerantes de un 80 por ciento de la población y que estrangulan al sector privado. Según la estimación de Fedecámaras, la situación puede tornarse dramática al cierre de este año, con un VAB que se precipitaría en un 20 por ciento, una inflación de tres dígitos, un desempleo formal del 25 por ciento, y una economía sumergida que rondaría el 55 por ciento. La Bolsa está fuertemente intervenida, prácticamente el único negocio de papel es el que hace el propio Gobierno sacando deuda al mercado: el endeudamiento interno ha pasado de 2.500 a 12.500 millones de dólares, desde el comienzo del régimen, según datos de Fedecámaras. “Durante los cuatro últimos años de la etapa de Caldera, el Gobierno manejó aproximadamente 60.000 millones de dólares en ingresos del petróleo y de renta interna, Chávez ha manejado 110.000 millones, en un periodo similar. Y no tiene una sola obra que presentar, sino más pobreza, más corrupción, más violencia y una fractura inmensa de la sociedad venezolana”, dijo Carlos Fernández.

El presidente del Gobierno autónomo de Canarias, el populista de izquierda Román Rodríguez, compartió mesa con Carlos Fernández durante la cena organizada por los jóvenes empresarios isleños. Rodríguez es uno de los mejores amigos que tiene Hugo Chávez a este lado del Atlántico. No en vano, lo ha recibido en Miraflores como a “un hermano” y los políticos de Coalición Canaria, partido al que pertenece Rodríguez, se pasean a menudo por Estados como Vargas o por Caracas, donde se concentra gran parte de la colonia canaria, para pregonar las bondades del nacionalismo y, si hace falta, también para extender cheques a cambio de explotar un yacimiento de votos cada vez más influyente en la organización de la gobernanza del Archipiélago. El presidente de Fedecámaras no pudo dar con un interlocutor menos motivado, al demandar la implicación de los políticos europeos en restañar la fractura venezolana.

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