(Libertad Digital) Según publicó este domingo el diario El Correo , parece que el debate supuestamente celebrado por ETA en los últimos meses ha dado sus frutos en una durísima crítica de la banda a su brazo político, que está sumido “en una crisis desde el desastre electoral de mayo de 2001”, en el que Euskal Herritarrok perdió 80.000 votos, según los propios etarras. En el boletín “Zutabe 100”, correspondiente al mes de abril y al que ha tenido acceso El Correo , los miembros de la cúpula de ETA reprochan a sus portavoces políticos el haberse “impuesto el derrotismo y la resignación” y de haber dejado que se “extienda el pesimismo” entre los suyos. Su gestión, agregan, es “cortoplacista”.
El boletín de ETA también descarta cualquier tipo de tregua, como ya dijeron sus portavoces en una aparición reciente a través de la televisión pública vasca, en la que anunciaban precisamente la existencia de esta última edición del “Zutabe”. En su texto, dirigido a la propaganda interna, la banda también acusa a sus organizaciones políticas de esperar una solución “que no se va a dar a corto plazo, ni va a llegar de la mano de un milagro político”, y les pide que diseñen “una línea de intervención política a medio y largo plazo” que les permita hacer frente “a los ataques del Estado español y francés y a la propuesta agresiva del autonomismo divisor que impulsa el PNV”.
Según apunta El Correo , el debate interno de la banda se produjo cuando ya estaba abierto el proceso de ilegalización de Batasuna, por lo que la cúpula conocía el escenario al que se iba a enfrentar la izquierda abertzale, y sin embargo, no hay ningún consejo concreto a los suyos para que actúen de una u otra forma ante la suspensión judicial de Batasuna y su desaparición de los ayuntamientos vascos y navarros. De hecho, ETA se limita a constatar que, “con motivo de las ilegalizaciones, la situación se ha endurecido mucho para los ciudadanos vascos, especialmente para las organizaciones y miembros de la izquierda abertzale”.
Por el contrario, la banda critica a la izquierda abertzale por “andar cabizbaja con respecto a la utilización de la lucha armada”. “Como consecuencia de las presiones político mediáticas se ha entrado en discusiones ético lingüísticas en las que nos han vencido”, dice, para aconsejar a continuación a los suyos que “se afine el discurso que manejamos en torno al empleo de la violencia, lo fortalezca con razones y le dé coherencia”, ya que “a veces parece que se ha perdido esa conciencia del oprimido que tuvimos durante tantos años”.
Pero si ETA es dura con su brazo político, aún lo es más con aquellos que han estado con ellos y ahora se han marchado. Entre otros, se refiere a los miembros de Aralar, la escisión de Batasuna liderada por el ex miembro de la mesa nacional Patxi Zabaleta, a quienes llama “traidores” y les acusa de haber buscado “de manera consciente” la escisión con Batasuna. Al referirse a ellos menciona también a los franceses de Abertzaleen Batasuna y sentencia que “ambos se han situado fuera de la izquierda abertzale”. Dentro de su colección de reproches, ETA también acusa al PNV de estar dirigido por “el sector más retrógado, menos abertzale y más preocupado por la gestión”.
Los etarras dudan del independentismo de la formación liderada por Xabier Arzalluz y afirman que, “con su receta de hipocresía y pseudopragmatismo siguen haciendo ofrecimientos al PSOE para lograr un acuerdo de renovación del Estatuto”. Sin embargo, con respecto a Eusko Alkartasuna y a Izquierda Unida, parece que la opinión de ETA es mucho más suave. Aunque acusa a EA de “tener un poso abertzale, pero ser un partido sin identidad”, y a Izquierda Unida de “ir contra la izquierda abertzale desde la izquierda”, los criminales también dicen estar dispuestos a mantener “una relación especial” con estas dos formaciones, aunque no aclara de qué tipo.
El boletín de ETA también descarta cualquier tipo de tregua, como ya dijeron sus portavoces en una aparición reciente a través de la televisión pública vasca, en la que anunciaban precisamente la existencia de esta última edición del “Zutabe”. En su texto, dirigido a la propaganda interna, la banda también acusa a sus organizaciones políticas de esperar una solución “que no se va a dar a corto plazo, ni va a llegar de la mano de un milagro político”, y les pide que diseñen “una línea de intervención política a medio y largo plazo” que les permita hacer frente “a los ataques del Estado español y francés y a la propuesta agresiva del autonomismo divisor que impulsa el PNV”.
Según apunta El Correo , el debate interno de la banda se produjo cuando ya estaba abierto el proceso de ilegalización de Batasuna, por lo que la cúpula conocía el escenario al que se iba a enfrentar la izquierda abertzale, y sin embargo, no hay ningún consejo concreto a los suyos para que actúen de una u otra forma ante la suspensión judicial de Batasuna y su desaparición de los ayuntamientos vascos y navarros. De hecho, ETA se limita a constatar que, “con motivo de las ilegalizaciones, la situación se ha endurecido mucho para los ciudadanos vascos, especialmente para las organizaciones y miembros de la izquierda abertzale”.
Por el contrario, la banda critica a la izquierda abertzale por “andar cabizbaja con respecto a la utilización de la lucha armada”. “Como consecuencia de las presiones político mediáticas se ha entrado en discusiones ético lingüísticas en las que nos han vencido”, dice, para aconsejar a continuación a los suyos que “se afine el discurso que manejamos en torno al empleo de la violencia, lo fortalezca con razones y le dé coherencia”, ya que “a veces parece que se ha perdido esa conciencia del oprimido que tuvimos durante tantos años”.
Pero si ETA es dura con su brazo político, aún lo es más con aquellos que han estado con ellos y ahora se han marchado. Entre otros, se refiere a los miembros de Aralar, la escisión de Batasuna liderada por el ex miembro de la mesa nacional Patxi Zabaleta, a quienes llama “traidores” y les acusa de haber buscado “de manera consciente” la escisión con Batasuna. Al referirse a ellos menciona también a los franceses de Abertzaleen Batasuna y sentencia que “ambos se han situado fuera de la izquierda abertzale”. Dentro de su colección de reproches, ETA también acusa al PNV de estar dirigido por “el sector más retrógado, menos abertzale y más preocupado por la gestión”.
Los etarras dudan del independentismo de la formación liderada por Xabier Arzalluz y afirman que, “con su receta de hipocresía y pseudopragmatismo siguen haciendo ofrecimientos al PSOE para lograr un acuerdo de renovación del Estatuto”. Sin embargo, con respecto a Eusko Alkartasuna y a Izquierda Unida, parece que la opinión de ETA es mucho más suave. Aunque acusa a EA de “tener un poso abertzale, pero ser un partido sin identidad”, y a Izquierda Unida de “ir contra la izquierda abertzale desde la izquierda”, los criminales también dicen estar dispuestos a mantener “una relación especial” con estas dos formaciones, aunque no aclara de qué tipo.