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CONTRABANDO DE PUROS EN ESPAÑA

Una red clandestina de productores de "caliqueños" controla más del 70 por ciento del mercado

La revista "Época" denuncia la red mafiosa de productores de puros caliqueños ilegales en España. Los productores ilegales controlan alrededor del 80 por ciento del mercado vendiendo a mitad de precio sin los más mínimos controles de calidad y enviando a la ruina a los productores legales por la competencia desleal. El montante del negocio es de alrededor de 30 millones de euros anuales.

(Libertad Digital) La investigación de la revista "Época" explica como, mientras las compañías legales fijan precios en torno a 36 céntimos, en el circuito ilegal un caliqueño cuesta la mitad que en una expendeduría de tabaco y las redes clandestinas lo colocan a 20 céntimos en los bares, aprovechándose de que no pagan impuestos, no aseguran a sus trabajadores ni someten el producto a los más elementales controles sanitarios y de calidad. Las compañías legales, establecidas en media docena de sitios (Cataluña y Comunidad Valenciana, principalmente) producen apenas nueve millones de las entre 80 y 90 que se producen al año, y que rondan el montante de los 30 millones de euros al año; los ilegales se encargan del resto de la producción.

Época denuncia como más de 70 millones de puros caliqueños se producen de manera clandestina en Espoaña. Los trabajos de torsión, baño de las hojas en sustancias comburentes, enjuague, horneado, distribución y venta se realizan de forma ilegal en pequeños talleres maquila, algunos de ellos a pocos metros de comisarías de Policía o incluso a poca distancia de los servicios de vigilancia aduanera. Valencia se lleva la palma con docenas de empresas productoras que semanalmente reciben en camiones la materia prima procedente de Extremadura y que nutrirá las redes de este sector negro, que defrauda el pago de los impuestos especiales y que ya ha hecho cerrar otras empresas productoras de los populares caliqueños autorizadas por Hacienda, Sanidad y Tabacalera.

Aun en los tiempos en los que Tabacalera era un monopolio y adquiría oficialmente toda la producción de hoja de tabaco, las autoridades fueron permisivas con que ciertas partidas quedaran en manos de los agricultores. Eso permitió que el conocimiento productivo se haya mantenido en Valencia. Sin embargo, nunca como ahora los hornos se vislumbran en las azoteas de las viviendas y las plantas bajas de lugares como “El Cabañal” se disponen a albergar a pequeños ejércitos de mujeres torcedoras de los célebres puritos Los retales de hojas asoman por doquier secándose en los porches y nadie hace nada para combatir esta industria sumergida que alimenta a más de 3.500 personas. Coincidiendo con la desaparición del monopolio de Tabacalera aparecieron empresas legales de producción de caliqueños que tuvieron que superar innumerables trabas burocráticas y apostar por fuertes inversiones. Estas empresas están obligadas a hacerlo a través de distribuidoras autorizadas como Logista. Algunas han tenido que cerrar (como la valenciana “Don Caliqueño”) víctimas de la competencia desleal.

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