L D (EFE) "Ahora que he ganado aquí pienso en ganar otros Grand Slam, pienso en Wimbledon, en el Abierto de Estados Unidos y de Australia. He ganado este y quiero ganar otro diferente, aunque ahora me concentraré más en ganar uno de pista rápida", afirmaba el tenista. Ferrero reiteraba que uno de los objetivos prioritarios de su carrera es ser el número uno del mundo, meta que tiene más cerca que nunca. "Voy a intentar ser uno de los mejores tenistas del mundo, tanto porque gane muchos torneos como porque me convierta en número uno. Hasta que no lo consiga voy a seguir trabajando", afirmaba.
El jugador ha señalado que, en su búsqueda del número uno, el australiano Lleyton Hewitt será su principal rival. "Ahora tiene toda la presión, porque ha de defender puntos en Wimbledon", donde se impuso el año pasado. El levantino destacaba que este triunfo en Roland Garros significa que ha dado "el pequeño salto" que en otras ocasiones le había separado de los triunfos en las finales importantes, como la de París del año pasado o el Master de Shangai que perdió frente a Hewitt. "Aunque no gané esos torneos mi entrenador y yo pensábamos que era un gran tenista. Porque perdí contra Hewitt por solo dos juegos no pensaba que era peor jugador que él", comentaba el tenista.
Ferrero ha dedicado la victoria "a toda la gente que ha creído" en él y tuvo un recuerdo especial para su madre, fallecida cuando él tenía 16 años. "Seguro que estaba allí arriba viendo el partido en primera fila", comentaba. "Cuando he ganado no sé lo que he sentido, mucha emoción, alegría por mí y por la gente que me rodea. He pensado un poco en todos ellos y también en mí. Ha sido especial porque es la primera vez. En ese momento he pensado: 'ya lo tengo, ya no se me escapa'", afirmaba. Nada más terminar el partido, el jugador saltaba a la grada para dirigirse al palco en el que se encontraban sus familiares y su entrenador y luego, de vuelta a la pista, hizo una dedicatoria especial a su amigo el piloto Sete Gibernau, cuyo nombre puso en la cámara de televisión en la que habitualmente firman los ganadores de los partidos de Roland Garros. "Él había sacado una cártel en el que ponía «Vamos, Juan Carlos» y yo se lo he devuelto así", aseguraba Ferrero, quien ha confesado que siempre que puede ve las carreras del piloto catalán.
En cuanto al partido, Ferrero asegura que jugó "con mucha confianza" y señalaba que la clave fue que le había restado "muy bien". "Física y mentalmente estaba en perfectas condiciones. Su mejor arma es el servicio y le he restado muy bien y no he bajado el ritmo en todo el partido. Creo que eso ha sido muy duro para él", dice. "El año pasado jugué mal la final y este año, antes del partido, he reflexionado y me he dicho que tenía que dar el máximo. Creo que he entrado con tal concentración que he comenzado muy bien. He hecho todo bien, ha sido una final perfecta", comentaba. Ferrero, que el año pasado cayó en la final y los dos anteriores en semifinales, afirmó quaba nunca tuvo dudas de que algún día ganaría este torneo. "Y ahora pienso que voy a volver a ganarlo", concluyó.
El jugador ha señalado que, en su búsqueda del número uno, el australiano Lleyton Hewitt será su principal rival. "Ahora tiene toda la presión, porque ha de defender puntos en Wimbledon", donde se impuso el año pasado. El levantino destacaba que este triunfo en Roland Garros significa que ha dado "el pequeño salto" que en otras ocasiones le había separado de los triunfos en las finales importantes, como la de París del año pasado o el Master de Shangai que perdió frente a Hewitt. "Aunque no gané esos torneos mi entrenador y yo pensábamos que era un gran tenista. Porque perdí contra Hewitt por solo dos juegos no pensaba que era peor jugador que él", comentaba el tenista.
Ferrero ha dedicado la victoria "a toda la gente que ha creído" en él y tuvo un recuerdo especial para su madre, fallecida cuando él tenía 16 años. "Seguro que estaba allí arriba viendo el partido en primera fila", comentaba. "Cuando he ganado no sé lo que he sentido, mucha emoción, alegría por mí y por la gente que me rodea. He pensado un poco en todos ellos y también en mí. Ha sido especial porque es la primera vez. En ese momento he pensado: 'ya lo tengo, ya no se me escapa'", afirmaba. Nada más terminar el partido, el jugador saltaba a la grada para dirigirse al palco en el que se encontraban sus familiares y su entrenador y luego, de vuelta a la pista, hizo una dedicatoria especial a su amigo el piloto Sete Gibernau, cuyo nombre puso en la cámara de televisión en la que habitualmente firman los ganadores de los partidos de Roland Garros. "Él había sacado una cártel en el que ponía «Vamos, Juan Carlos» y yo se lo he devuelto así", aseguraba Ferrero, quien ha confesado que siempre que puede ve las carreras del piloto catalán.
En cuanto al partido, Ferrero asegura que jugó "con mucha confianza" y señalaba que la clave fue que le había restado "muy bien". "Física y mentalmente estaba en perfectas condiciones. Su mejor arma es el servicio y le he restado muy bien y no he bajado el ritmo en todo el partido. Creo que eso ha sido muy duro para él", dice. "El año pasado jugué mal la final y este año, antes del partido, he reflexionado y me he dicho que tenía que dar el máximo. Creo que he entrado con tal concentración que he comenzado muy bien. He hecho todo bien, ha sido una final perfecta", comentaba. Ferrero, que el año pasado cayó en la final y los dos anteriores en semifinales, afirmó quaba nunca tuvo dudas de que algún día ganaría este torneo. "Y ahora pienso que voy a volver a ganarlo", concluyó.