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Las familias españolas prefieren invertir en comprar una vivienda que en planes de pensiones

Según un informe de Unespa, seis de cada diez hogares (8,35 millones de familias españolas) no ahorran prácticamente nada al mes, pese a estar convencidos de que la pensión de la Seguridad Social no les permitirá mantener su nivel de vida tras la jubilación. El dato está distorsionado al no considerar como ahorro la inversión en vivienda.

(Libertad Digital) El estudio publicado este martes por Unespa no considera como ahorro financiero la compra de vivienda, a la que los españoles dedican buena parte de sus ingresos. Por ello, los responsables de la patronal de Seguros consideran que esta encuesta muestra con claridad las consecuencias de la política que en los últimos años se ha seguido en España de apoyo, sobre todo fiscal, al ahorro inmobiliario, y la necesidad de impulsar el ahorro financiero, especialmente en algunas capas de población.

Además del gasto en pagar la hipoteca, el 34,4 por ciento de los hogares tienen posibilidad de ahorrar y sólo el 13,4 por ciento del total (1,9 millones de familias) guardan más de la cuarta parte de lo que dedican al consumo. El "retrato robot" del español con mayor capacidad de ahorro es un hombre joven, soltero, sin hijos, con estudios universitarios y de clase alta. Los cambios sociológicos de los últimos años en España han creado una nueva categoría de hombres y mujeres que no pueden ahorrar: los divorciados; tres de cada cuatro no reservan nada de sus ingresos o lo hacen en cantidades despreciables.

Sólo el 18 por ciento del ahorro de los españoles tiene como objetivo tener una renta tras la jubilación, mientras que en Holanda esta cifra asciende al 52 por ciento y la media europea se sitúa en torno al 30 por ciento. Según el vicepresidente de la Agrupación de Vida y Pensiones de Unespa, Fernando Estévez, la causa está en que "hemos empezado a ser ricos más tarde" y porque en España la adquisición de la vivienda duplica o triplica a la importancia que tiene en el resto de Europa.

Estévez consideró que teniendo en cuenta el alargamiento de la esperanza de vida –a mitad de siglo podría situarse en 90 años–, la Seguridad Social no podrá abonar como pensión más del 60 por ciento del último salario, lo que obligará a los ciudadanos a ahorrar más y desde más jóvenes.

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