L D (Agencias) La semana pasada ha sido un calvario para los socialistas, sobre todo para tres: Simancas, Zapatero y Blanco. En poco tiempo, su triunfalismo electoral –dicen que ganar Madrid es ganar La Moncloa– se ha hecho añicos por dos diputados que serán perseguidos hasta que devuelvan sus actas. Pero el viernes, José Blanco se convirtió en el centro de todas las miradas, ajenas y propias. Desde la FSM criticaron la “incompetencia” de algunos de los líderes que salieron del 35 Congreso. Sin decir más, se referían a Blanco ya que a Zapatero lo defendieron. La responsabilidad del socialista gallego por incluir en las listas a Tamayo y Sáez le pasa factura desde casa. No hubo sin embargo, crítica alguna hacia la número cuatro de la lista de Simancas, Ruth Porta, casada con Benedicto Mamblona –el acusador de Tamayo, Balbás y todo aquél que sea un obstáculo empresarial– destacado ya como todo un magnate inmobiliario.
Pero la reacción de Blanco este sábado no ha sido para defenderse de los suyos, sino de las sugerencias de Rajoy que veía como salida su dimisión. Dice que el vicepresidente tiene “mucha cara dura” por reclamar dimisiones. Lo peor es que se une a la estrategia de Caldera –quien, por cierto, empieza a sustituirle– añadiendo que la actitud de Esperanza Aguirre “resulta cada vez más sospechosa” . De momento, sólo hay sospechas contra el socialismo madrileño, pero Blanco se defiende ya sin razonamientos lógicos. Y como hablaba desde Lugo, se aferró al Prestige –también lo ha hecho Zapatero– para decir que el único que tiene que abandonar su cargo es el propio Rajoy "por haber conducido políticamente un accidente a una catástrofe".
El ruido de los cheques y las sospechas contra el PP
Para Blanco, resulta "indudable" que el PP quiere que se olvide que detrás de la "operación" que se produjo en Madrid "había un intento de que no gobernara el PSOE, para que gobernara el PP. "Ahora -manifestó- tratan de desviar la atención realizando insinuaciones. Todos sabemos que lo que perseguían los instigadores de esta trama es que no gobernara el Partido Socialista, y todos sabemos que eso beneficia al PP", insistiendo en lanzar sus sospechas sobre Esperanza Aguirre.
El Secretario de organización advirtió que "cada vez hay más indicios que apuntan a una trama de intereses inmobiliarios de extraordinaria importancia". Y tiene toda la razón. No hay más que seguir la trayectoria de los hasta ahora desconocidos políticos de la FSM. Pero Blanco se refiere, sorprendentemente, al PP: "el día en que Rafael Simancas dijo que cambiaría la ley del suelo en Madrid se empezó a escuchar el ruido de los cheques". Y por sus palabras parece que los talonarios no sonaban, a su juicio, desde su partido.
”Una gran coalición contra los especuladores”
Cree además que "en absoluto" hay crisis en el PSOE, aunque sí "indignación por la actitud de dos personas que iban en nuestras listas", y al tiempo que anunció que "llegaremos hasta el final de los hechos y los especuladores que les han inducido a esta vileza, pagarán por ello. Los cheques no pueden valer más que los votos".
En el caso de que los dos diputados rebeldes no abandonen sus actas, Blanco reconoció que "estaremos abocados a unas elecciones autonómicas de nuevo". Y, por si acaso, adelanta un poco la campaña diciendo que los socialistas "le pediremos a los ciudadanos que hagan una gran coalición contra los especuladores. Es curioso que a los especuladores les preocupe que gobierne el PSOE, y no deja de extrañarnos que a los especuladores no les importa que gobierne el PP".
Pero la reacción de Blanco este sábado no ha sido para defenderse de los suyos, sino de las sugerencias de Rajoy que veía como salida su dimisión. Dice que el vicepresidente tiene “mucha cara dura” por reclamar dimisiones. Lo peor es que se une a la estrategia de Caldera –quien, por cierto, empieza a sustituirle– añadiendo que la actitud de Esperanza Aguirre “resulta cada vez más sospechosa” . De momento, sólo hay sospechas contra el socialismo madrileño, pero Blanco se defiende ya sin razonamientos lógicos. Y como hablaba desde Lugo, se aferró al Prestige –también lo ha hecho Zapatero– para decir que el único que tiene que abandonar su cargo es el propio Rajoy "por haber conducido políticamente un accidente a una catástrofe".
El ruido de los cheques y las sospechas contra el PP
Para Blanco, resulta "indudable" que el PP quiere que se olvide que detrás de la "operación" que se produjo en Madrid "había un intento de que no gobernara el PSOE, para que gobernara el PP. "Ahora -manifestó- tratan de desviar la atención realizando insinuaciones. Todos sabemos que lo que perseguían los instigadores de esta trama es que no gobernara el Partido Socialista, y todos sabemos que eso beneficia al PP", insistiendo en lanzar sus sospechas sobre Esperanza Aguirre.
El Secretario de organización advirtió que "cada vez hay más indicios que apuntan a una trama de intereses inmobiliarios de extraordinaria importancia". Y tiene toda la razón. No hay más que seguir la trayectoria de los hasta ahora desconocidos políticos de la FSM. Pero Blanco se refiere, sorprendentemente, al PP: "el día en que Rafael Simancas dijo que cambiaría la ley del suelo en Madrid se empezó a escuchar el ruido de los cheques". Y por sus palabras parece que los talonarios no sonaban, a su juicio, desde su partido.
”Una gran coalición contra los especuladores”
Cree además que "en absoluto" hay crisis en el PSOE, aunque sí "indignación por la actitud de dos personas que iban en nuestras listas", y al tiempo que anunció que "llegaremos hasta el final de los hechos y los especuladores que les han inducido a esta vileza, pagarán por ello. Los cheques no pueden valer más que los votos".
En el caso de que los dos diputados rebeldes no abandonen sus actas, Blanco reconoció que "estaremos abocados a unas elecciones autonómicas de nuevo". Y, por si acaso, adelanta un poco la campaña diciendo que los socialistas "le pediremos a los ciudadanos que hagan una gran coalición contra los especuladores. Es curioso que a los especuladores les preocupe que gobierne el PSOE, y no deja de extrañarnos que a los especuladores no les importa que gobierne el PP".