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Prodi rechaza las acusaciones que le implican en la trama de corrupción de Eurostat

El presidente de la Comisión Europea tachó este miércoles de "vergonzosas" las acusaciones vertidas contra él y varios comisarios (entre ellos el español Solbes) por el fraude en la Eurostat, pero admitió que se trata de un caso muy serio que no responde a una campaña de prensa. Sin embargo, descarta asumir responsabilidades políticas. El "Financial Times" publicó este martes la posible implicación del italiano en la trama.

L D (EFE) "No es una campaña de prensa o publicitaria. Nos hemos tomado muy en serio el problema de Eurostat y nunca he escondido la gravedad del tema", precisó el responsable del Ejecutivo comunitario en rueda de prensa en la que comentó la agenda de la cumbre europea de Salónica. Sin embargo, las acusaciones contra él publicadas este martes, en relación con este presunto fraude "no tienen ni pies ni cabeza", precisó el responsable comunitario en alusión a la información publicada por el "Financial Times".

El diario insinuaba que Prodi sabía más de lo admitido en relación con las supuestas irregularidades en la gestión de Eurostat descubiertas por la Oficina Antifraude de la UE (OLAF). Estas acusaciones "no me han rozado ni mi espíritu ni mi ánimo" porque "no tienen fundamento alguno", según Prodi, quien insistió en que "nos tomamos muy, muy en serio este problema y reaccionamos en cuanto nos enteramos de los hechos". La reacción de Bruselas no se puede concretar en responsabilidades políticas, añadió, porque los comisarios "no pueden asumir la responsabilidad de cosas que no saben y que no son responsables de no saber". "Si la OLAF se reserva una investigación y a lo largo de esa investigación no nos dice nada, no se puede responsabilizar de no haber actuado a quien no sabía que tenía que actuar".

No obstante, Romano Prodi recordó que la responsabilidad política es una obligación "evidente y primaria que asume cada comisario y en este caso también, en el ámbito de sus competencias". El presidente de la Comisión ha asegurado que seguirá trabajando para reforzar las transparencia de las instituciones y para establecer relaciones entre los distintos protagonistas del control de las mismas. En su opinión, "necesitamos una OLAF fuerte e independiente pero también con reglas precisas para que podamos definir la responsabilidad".

Lo que ha ocurrido con Eurostat pone de manifiesto "que el sistema no ha funcionado como debía" y, por ello, "considero que es necesario que haya un código de conducta en la relación entre la OLAF y la Comisión". El hecho de que haya que hacer mejoras o cubrir algunas lagunas no justifican, a su juicio, las acusaciones lanzadas contra la Comisión porque en cuanto se dio a conocer el problema "hemos actuado de forma consecuente aplicando las reglas y tomando las decisiones pertinentes". Por lo tanto, "rechazo cualquier acusación de haber escondido cualquier cosa" y "rechazo cualquier insinuación de no haber actuado inmediatamente en cuanto tuvimos conocimiento de causa o de haber ocultado ciertos hechos", concluyó.

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