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Informe: La varita mágica de Svetislav Pesic

El viaje emprendido este año por el Barcelona, con una importante reestructuración en sus filas, incluido el banquillo, ha concluido de la mejor forma posible esta noche en Valencia, donde el equipo catalán ha ganado la Liga ACB, al derrotar en el tercer partido al Pamesa (74-82).

L D (EFE) Igual que hace meses en el mismo escenario valenciano, el equipo catalán cimentó con la Copa de Rey lo que iba a ser una temporada repleta de éxitos. El conjunto que entrena el serbio Svetislav Pesic ha ratificado que está tocado con una varita mágica. El Barcelona ha puesto el colofón a su año más grande, más intenso y más exitoso, después de haber ganado la Copa del Rey, la Euroliga y la Liga ACB. El valor añadido de esta temporada redonda para la entidad catalana está en que los galardones que ha recogido en victorias han sido contra rivales de primera talla.

El 23 de febrero le llegó el primer título (Copa del Rey) en la Fuente de San Luis, tras derrotar en la final al Tau Cerámica por 84-78, en un partido que se resolvió en la prórroga tras llegarse con un 69-69 al final del choque. Casi tres meses después, el 11 de mayo, el barcelonismo vivió con una locura desbordada el éxito más grande que ha firmado la sección de baloncesto del Barcelona. Fue aquel día cuando el Barcelona conquistó por fin el trofeo más preciado, la Euroliga, y lo hizo con todos los elementos necesarios para la épica: en el Sant Jordi de Barcelona y contra el mejor equipo, hasta entonces, de Europa, el Benetton de Treviso (76-65). En la semifinal, el Barça había derrotado al CSKA de Moscú por 76-71.

El último escalón hacia el triplete lo ascendió este martes, también en Valencia, donde derrotaba por tercera vez (3-0) al Pamesa en la mejor final que podía deparar esta temporada la ACB. El Barça había ganado en los dos primeros partidos del Palau (76-74 y 80-72) y no falló en el último (74-82), sobre todo porque Svetislav Pesic ha logrado conjuntar un equipo que gravita en otra órbita, de la misma forma que hace sufrir, también permite vivir grande momentos con sus baloncesto.

Algunas dudas se habían apoderado del conjunto barcelonista cuando decidió llevar a cabo una revolución de consecuencias imprevisibles. Aíto García Reneses, el técnico más galardonado en España, no contaba con el respaldo de la directiva y se cayó del banquillo, en un intento por parte de los gestores del club, dirigidos por Salvador Alemany, de alcanzar de una vez por todas y al precio que fuese la Euroliga, trofeo que se había resistido hasta la desesperación. Fuera Aíto de la circulación, el Barcelona liquidó a Efthimios Rentzias, Alain Digbeu, Ademola Okulaja y saludó la retirada de Arturas Karnisovas. Nacho Rodríguez, que parecía más fuera que dentro de la entidad, consiguió una ampliación de contrato.

Mientras unos se iban, otros llegaban, y los nuevos venían con medallas. Fue el caso del entrenador Svetislav Pesic y del número uno europeo, el también yugoslavo Dejan Bodiroga. Ambos llegaron al Barca con la medalla de oro después de haber ganado el mundial de Indianápolis contra Argentina. Con el yugoslavo atado, y tras la contratación del pívot Patrick Femerling, el Barcelona presentaba el 13 de agosto a una nueva estrella, el ítalo-esloveno Gregor Fucka, quien no escondió que su presencia en el Barça se debía, en gran parte, a que estaría gobernado por Pesic. Ha sido Pesic, en gran parte, el que ha incrementado esta aura de campeón a un equipo acostumbrado a ganar, no en vano lleva diez títulos de los veinte que se han celebrado de la ACB, pero sobre todo lo que ha conseguido el entrenador yugoslavo ha sido impedir que a este equipo le tiemblen las piernas en los momentos cruciales de la competición.

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