L D (EFE) En una doble confrontación entre Estados Unidos y Bélgica, Serena impuso un perfecto tenis, repleto de fuerza y consistencia para vencer a Henin-Hardenne y vengarse de su derrota en las semifinales de Roland Garros, por 6-3 y 6-2, en 70 minutos de juego. Venus necesitó justo el doble del tiempo. Con una lesión abdominal tuvo que jugar vendada en esa zona, pero aún así doblegó a Clijsters, aunque con sufrimiento, por 4-6, 6-3 y 6-1. Será la duodécima vez que se enfrenten, con un balance favorable para Serena de 6-5.
París ha supuesto simplemente un paréntesis en el dominio de las Williams que hasta llegar a la capital francesa habían disputado las últimas cuatro finales del Grand Slam , desde Roland Garros el año pasado, con victoria siempre de la menor de la saga. A este dominio hay que añadir también la final del Abierto de Estados Unidos de 2001. El circuito femenino parecía morirse de aburrimiento ante esta tiranía. Pero en la tierra parisina, la rusa Vera Zvonareva y Justine Henin se encargaron de romper esta monotonía ganadora de las Williams. Han pasado sólo tres semanas y la hierba inglesa ha puesto a cada una en su sitio. Aquí ya no valen los golpes altos, liftados. Es la fuerza bruta la que se impone, la rapidez en los movimientos, el poder mental. Y en todo ello las hijas de Richard y Oracene, ahora separados, son maestras.
Serena ha demolido prácticamente el tenis de lujo de Henin. Había cierto sabor de venganza por lo que sucedió en París, la triste despedida de Serena, sus lágrimas en la conferencia de prensa y la amargura que sintió al ser despedida de la pista Suzanne Lenglen con abucheos del público le habían dolido demasiado. Aunque ella se empeña en decir que no hay nada personal, todos aquellos recuerdos han vuelto a su mente, y Serena los ha transformado en fuerza bruta en cada uno de sus golpes. Gran parte de la recuperación anímica de Serena tras su derrota en París la ha tenido su madre, que le recomendaba que se olvidase del fracaso rápidamente y pensase sólo en positivo. Otro factor clave de su victoria ha sido el trabajo que realizó en el partido anterior contra la también estadounidense Jennifer Capriati.
Serena saltará tranquila el sábado a la pista central del All England Tennis Club y sin presión por perder el número uno del mundo, ya que su hermana Venus dejaba fuera de combate a una Clijsters que la acechaba muy de cerca. La novia del australiano Lleyton Hewitt, número uno mundial, ha jugado un gran encuentro, aunque también se ha visto favorecida por una lesión abdominal que arrastra la americana y que le obligaba visitar los vestuarios en el primer set para ser allí vendada. Pese a todo, Clijsters ganaba la primera manga, pero Venus, en un esfuerzo supremo jugaba con rabia en las dos siguientes, especialmente en la tercera, para anotarse los seis últimos juegos y plantarse un año más en la final.
Individual femenino. Semifinales
Serena Williams (USA, 1) vence a Justin Henin-Hardenne (BEL, 3), 6-3 y 6-2
Venus Williams (USA, 4) a Kim Clijsters (BEL, 2), 4-6, 6-3 y 6-1
París ha supuesto simplemente un paréntesis en el dominio de las Williams que hasta llegar a la capital francesa habían disputado las últimas cuatro finales del Grand Slam , desde Roland Garros el año pasado, con victoria siempre de la menor de la saga. A este dominio hay que añadir también la final del Abierto de Estados Unidos de 2001. El circuito femenino parecía morirse de aburrimiento ante esta tiranía. Pero en la tierra parisina, la rusa Vera Zvonareva y Justine Henin se encargaron de romper esta monotonía ganadora de las Williams. Han pasado sólo tres semanas y la hierba inglesa ha puesto a cada una en su sitio. Aquí ya no valen los golpes altos, liftados. Es la fuerza bruta la que se impone, la rapidez en los movimientos, el poder mental. Y en todo ello las hijas de Richard y Oracene, ahora separados, son maestras.
Serena ha demolido prácticamente el tenis de lujo de Henin. Había cierto sabor de venganza por lo que sucedió en París, la triste despedida de Serena, sus lágrimas en la conferencia de prensa y la amargura que sintió al ser despedida de la pista Suzanne Lenglen con abucheos del público le habían dolido demasiado. Aunque ella se empeña en decir que no hay nada personal, todos aquellos recuerdos han vuelto a su mente, y Serena los ha transformado en fuerza bruta en cada uno de sus golpes. Gran parte de la recuperación anímica de Serena tras su derrota en París la ha tenido su madre, que le recomendaba que se olvidase del fracaso rápidamente y pensase sólo en positivo. Otro factor clave de su victoria ha sido el trabajo que realizó en el partido anterior contra la también estadounidense Jennifer Capriati.
Serena saltará tranquila el sábado a la pista central del All England Tennis Club y sin presión por perder el número uno del mundo, ya que su hermana Venus dejaba fuera de combate a una Clijsters que la acechaba muy de cerca. La novia del australiano Lleyton Hewitt, número uno mundial, ha jugado un gran encuentro, aunque también se ha visto favorecida por una lesión abdominal que arrastra la americana y que le obligaba visitar los vestuarios en el primer set para ser allí vendada. Pese a todo, Clijsters ganaba la primera manga, pero Venus, en un esfuerzo supremo jugaba con rabia en las dos siguientes, especialmente en la tercera, para anotarse los seis últimos juegos y plantarse un año más en la final.
Individual femenino. Semifinales
Serena Williams (USA, 1) vence a Justin Henin-Hardenne (BEL, 3), 6-3 y 6-2
Venus Williams (USA, 4) a Kim Clijsters (BEL, 2), 4-6, 6-3 y 6-1