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Bono recuerda que él sí rechazó los apoyos de Tamayo y Balbás para ser secretario general

Los Renovadores por la Base fueron una de las claves de la llegada de Zapatero a Ferraz. De hecho, fue Tamayo el que custodió sus avales en la vigilia del 35 Congreso. Pero Bono, que también se entrevistó con ellos cuando optaba al cargo, se percató de inmediato de que no podía llegar al mando, “prisionero” de esos “sinvergüenzas” que “insultaron a mis amigos Rubalcaba y Leguina”.

(Libertad Digital) La crisis del PSOE –acentuada ahora en Madrid– empieza a mostrarse en su verdadera dimensión. La teoría de Aznar de que todo el problema se reduce a “sectas” internas que luchan por el poder cobra cada día más credibilidad. El presidente castellano manchego siempre insiste en que su única meta política no sale de Toledo y que su apoyo al secretario general Rodríguez Zapatero es inequívoco. Pero la lealtad también deja resquicios y Bono sabe cómo interpretar la historia más reciente del PSOE. Cuando su partido salió del desastre sucesorio con Borell y Almunia, Bono era la esperanza para muchos. Enfrente tenía a Rosa Díez, Matilde Fernández y José Luis Rodríguez Zapatero, el menos conocido de los cuatro.

Pero en la búsqueda de avales, el líder de lo que entonces se llamaba “Nueva Vía” encontró el apoyo de los Renovadores por la Base, una escisión de los renovadores a secas , capitaneada por José Luis Balbás. Fueron los mismos que ofrecieron su apoyo a Leguina en 1998 cuando se presentó a primarias para ser el candidato socialista a la alcaldía de Madrid y se lo retiraron horas antes a favor de Fernando Morán, candidato de los borrellistas. Leguina perdió y guardó en su memoria la traición de los balbases . Con Zapatero fue distinto. El compromiso era tan sólido que el propio Tamayo se encargó de custodiar los avales de Zapatero en la noche previa al Congreso. Todo hace pensar que la confianza mutua era plena.

No ocurrió lo mismo con José Bono, también candidato a la secretaría general, cuando se entrevistó con los renovadores en la gira de rigor para buscar apoyos. Lo ha reconocido este jueves en “Los Desayunos” de TVE. Explica que de inmediato se percató de ante quién estaba porque hablaron mal de Joaquín Leguina y Alfredo Pérez Rubalcaba. No necesitó más, según admite, y dio por terminado el encuentro: "yo no podía ser secretario general prisionero de personas que hablaban mal de mis amigos".

Explica Bono en la entrevista que "yo no les conocía de nada y lo poco que conocía de ellos no me inspiraba ninguna confianza. Algunos amigos de la UCD me decían que ya eran sinvergüenzas en la época de UCD. Me reúno por primera vez con ellos e insultan a mis amigos, ese día se acabó todo y nunca más se supo”. Desde entonces sabe Bono quienes eran Balbás y Tamayo. Esos apoyos de “sinvergüenzas” sí lo aceptó Zapatero, tal vez porque ante él no insultaron a nadie.

”Simancas evoca afecto y ternura”

Y en cuanto a la crisis en la Asamblea de Madrid, José Bono cree que el PP no debería estar tan seguro de una victoria en las elecciones que se repitan. La razón es que, según interpreta, Rafael Simancas, "ha crecido de manera espectacular" por su actitud tras el escándalo Tamayo. De hecho, considera que Simancas es el que más está creciendo en toda la crisis madrileña e incluso "evoca afecto y ternura en gentes que se percatan de que ha sido traicionado".

Según Bono, "lo que ocurre en Madrid daña a todos. Daña a la política, daña a los partidos políticos y desde luego a nosotros como socialistas" y le entristece "que hayan ido en nuestras listas dos personas desvergonzadas, que en el mejor de los casos, según dicen ellos, han tomado esta decisión porque no les daban lo que pedían".

”Yo nunca estoy en la recámara”

Para cerrar con la consabida lealtad al líder del PSOE, Bono descarta que tenga intención de presentarse como candidato a unas elecciones generales (cruzar el Tajo, como dicen algunos): "no estoy disponible, mi horizonte es Castilla-La Mancha y no voy a ir en las listas de las elecciones de 2004".

Añade, "estoy dispuesto a hacer lo que he hecho en los momentos más dulces que es apoyar a Rodríguez Zapatero y ahora apoyarlo de una manera redoblada, por lealtad y por carácter. Yo no estoy nunca en la recámara".

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