L D (EFE) El confeso “asesino de la baraja”, Alfredo Galán Sotillo, que ha pasado casi tres días en los calabozos de la comisaría de Tetuán, en Madrid, ha llagado Puertollano y ha prestado declaración ante la titular del juzgado donde se entregó este jueves, Isabel Sánchez. El presunto confeso de los crímenes de la baraja llegó a Puertollano en un furgón policial y al bajar del vehículo llevaba el rostro cubierto con una prenda de vestir.
En este sentido, el casquillo que se ha encontrado en la casa de la hermana de Galán en Alcalá de Henares fue percutido con el mismo arma que se empleó en el asesinato, del portero de una finca del distrito de Chamberí, tras comparar el casquillo que el todavía presunto "asesino de la baraja" dejó en el lugar del crimen y el encontrado en el registro.
Galán confesó haber matado a las seis personas para demostrarse a sí mismo que era fácil matar, explicando asimismo que no elegía a sus víctimas por ninguna causa especial, sin retractarse de los hechos, ocurridos en distintos puntos de la Comunidad de Madrid entre el 24 de enero y el 18 de marzo de este año. El ex militar ha afirmado que el arma empleada en los crímenes era una pistola Tokarev comprada en Mostar durante las misiones que desempeñó para el ejército. Arma que posteriormente arrojó a un contenedor de Puertollano, su localidad de origen.
En este sentido, el casquillo que se ha encontrado en la casa de la hermana de Galán en Alcalá de Henares fue percutido con el mismo arma que se empleó en el asesinato, del portero de una finca del distrito de Chamberí, tras comparar el casquillo que el todavía presunto "asesino de la baraja" dejó en el lugar del crimen y el encontrado en el registro.
Galán confesó haber matado a las seis personas para demostrarse a sí mismo que era fácil matar, explicando asimismo que no elegía a sus víctimas por ninguna causa especial, sin retractarse de los hechos, ocurridos en distintos puntos de la Comunidad de Madrid entre el 24 de enero y el 18 de marzo de este año. El ex militar ha afirmado que el arma empleada en los crímenes era una pistola Tokarev comprada en Mostar durante las misiones que desempeñó para el ejército. Arma que posteriormente arrojó a un contenedor de Puertollano, su localidad de origen.