L D (EFE) El juzgado de la localidad lusa de Moita ha condenado este viernes al torero Pedrito de Portugal a pagar una multa de cerca de 100.000 euros por matar a un toro en el ruedo, en septiembre de 2001, en esa villa a escasos kilómetros de Lisboa. La juez Sandra Conseisao consideró improcedente el recurso presentado por el torero a la multa de 99.959,58 euros que le impuso el secretario del Gobierno Civil de Setúbal, capital del distrito al que pertenece Moita, por violar las leyes taurinas que proscriben la muerte de los toros en el ruedo. Mientras que el abogado de Pedrito de Portugal, Varela de Matos, pedía en el recurso la absolución del torero, porque, en su opinión, la ley que se aplicó es inconstitucional.
El abogado del torero además aclaró que esta ley contradice la libre circulación de trabajadores de la Unión Europea (UE), ya que la profesión de matador de toros está reconocida en España, Francia y Portugal, aunque en este último país no se puede ejercer. Por su parte, el diestro portugués, tras la lectura de la sentencia anunció que recurrirá la condena al Tribunal Constitucional. Sin embargo, recordó que, desde 1928 la ley en Portugal consideraba delito el matar los toros, pero que desde 2000 es sólo una falta sancionada con una multa económica, y en julio de 2002 el Parlamento autorizó la corridas con la muerte del astado en localidades que demuestren una tradición ininterrumpida en este tipo de festejos, al menos durante 50 años.
El abogado del torero además aclaró que esta ley contradice la libre circulación de trabajadores de la Unión Europea (UE), ya que la profesión de matador de toros está reconocida en España, Francia y Portugal, aunque en este último país no se puede ejercer. Por su parte, el diestro portugués, tras la lectura de la sentencia anunció que recurrirá la condena al Tribunal Constitucional. Sin embargo, recordó que, desde 1928 la ley en Portugal consideraba delito el matar los toros, pero que desde 2000 es sólo una falta sancionada con una multa económica, y en julio de 2002 el Parlamento autorizó la corridas con la muerte del astado en localidades que demuestren una tradición ininterrumpida en este tipo de festejos, al menos durante 50 años.