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Extraño mutismo del régimen ante la presencia de la disidencia en la celebración del 14 de julio

Francia invitó este lunes a los disidentes cubanos y familiares de presos políticos a celebrar el aniversario de la Toma de la Bastilla en su embajada en La Habana, de acuerdo a una resolución de la Unión Europea (UE), que aplicó sanciones diplomáticas al Gobierno de Fidel Castro por la detención y condena masiva de disidentes el pasado mes de marzo. A pesar de las amenazas del régimen castrista, nadie se ha pronunciado tras la recepción de la noche del lunes.

L D (Agencias) La recepción, celebrada en la residencia del embajador francés, Jean Lévy, con motivo del 14 de Julio, contó con la asistencia, entre otros, de Oswaldo Payá (Movimiento Cristiano Liberación); Elizardo Sánchez (derechos humanos); Vladimiro Roca (Todos Unidos), y de las esposas de varios opositores condenados en juicios sumarísimos entre marzo y abril. La jerarquía católica cubana, encabezada por el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, también secundó la invitación, como lo hicieron embajadores de la Unión Europea, el jefe de la Oficina de Intereses de EEUU, James Cason, y varios diplomáticos de América Latina. Como era previsible, ningún funcionario cubano asistió a la reunión, pese a que, según fuentes diplomáticas, estaban invitados.

La celebración lunes de la fiesta nacional francesa amenaza con convertirse en una nueva prueba en la pulseada política que mantiene Cuba con el bloque comunitario. La UE dispuso limitar las visitas gubernamentales de alto nivel a la isla, reducir su participación en actos culturales bilaterales, invitar a los disidentes a las recepciones diplomáticas en sus embajadas en La Habana y revisar a finales de este mes la "posición común" que mantienen sobre Cuba en demanda de la democracia. Desde un primer momento, las autoridades cubanas reaccionaron en forma airada ante esas medidas, a las que calificaron de "injerencistas" y adoptadas para alinear la política exterior comunitaria a la línea hostil que mantiene Washington hacia la isla de Gobierno comunista. Eso "debe de haber sido escrito en estado de embriaguez, sino etílica, un estado de embriaguez “eurocentrista”, afirmó Castro en un discurso pronunciado el pasado 12 de junio, tras advertir de que "Los Quince" han "cometido una estupidez" al desafiar a su Gobierno. "A Cuba no se le amenaza; y cuando se provoca hay que tener en cuenta cuál es el coste político de ello", aseveró el mandatario.

En este contexto, el azar quiso que fuera la fiesta nacional de Francia -este 14 de julio- la primera en poner a prueba las advertencias de Castro, quien afirmó que si los embajadores invitaban a los disidentes a sus recepciones, los diplomáticos europeos serían boicoteados y dejados de lado de toda actividad oficial en Cuba. "Si limitan sus contactos a los disidentes, entonces aquí sobran", alertó el jefe de Estado cubano en su alocución. Como un preanuncio de la ausencia de funcionarios cubanos a la recepción francesa, las autoridades de la isla informaron de que celebrarían el 14 de julio con ceremonias paralelas, al considerar el aniversario de la Toma de la Bastilla "como una fecha que pertenece a la humanidad", según afirmó el ministro de Cultura, Abel Prieto, en uno de los actos de celebración. Por su parte, el exilio anticastrista de Florida (sudeste) felicitó al Gobierno francés por invitar a los disidentes a la recepción diplomática. La Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA, una de las principales organizaciones del exilio), expresó en un comunicado su "reconocimiento" y "felicitación" al Gobierno francés por la invitación, la que, según aseguró, "demuestra su apoyo a los principios de libertad, igualdad y fraternidad".

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