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Blair recuerda que Sadam compró 270 toneladas de uranio a Níger en la década de los ochenta

El presidente de EEUU, George Bush, y el primer ministro británico, Tony Blair, han justificado la guerra en Irak al reafirmar la amenaza que para el mundo suponía el derrocado régimen. Ambos mandatarios han sostenido que la ONU había demostrado que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva y que tenía que demostrar su eliminación, cosa que no hizo. Además, Blair recordó que Sadam compró 270 toneladas de uranio a Níger en los ochenta.

LD (Agencias) George Bush y Tony Blair han defendido los alcances de la guerra en Irak ante la creciente oleada de críticas por la forma en la que la justificaron. En una rueda de prensa conjunta en Washington, los mandatarios de EEUU y el Reino Unido se han mostrado convencidos de que el derrocado régimen tenía armas de destrucción masiva. Bush abrió la comparecencia tratando de salir al paso de las críticas al afirmar que Sadam Husein “quería reconstruir su programa nuclear”. Subrayó que Husein dirigía “un régimen violento que se armaba para amenazar al mundo. Era una grave y creciente amenaza. Dada la historia de violencia y agresión de Sadam, habría sido una irresponsabilidad confiar en su cordura o su moderación”. Horas antes, Blair tuvo el honor de hablar ante el Congreso estadounidense y desde allí preparó a la opinión pública internacional. El ministro británico dijo que aunque se demostrara que las pruebas utilizadas por ambas administraciones contra Bagdad fueran falsas, la historia perdonará a los dos países porque, en todo caso, “si nos hemos equivocado, hemos acabado con la amenaza del terrorismo, y eso es algo que la historia nos perdonará”.

El presidente de EEUU no respondió a una pregunta acerca de si asumía personalmente la responsabilidad de incluir en su último “Mensaje sobre el estado de la Nación” una alusión, al parecer falsa, acerca del intento de Irak de comprar uranio en África. En su lugar, dijo que aceptaba la responsabilidad por “la decisión difícil de reunir una coalición para derrocar a Sadam Husein”. Así, Bush dejó en claro que “mientras yo esté en este cargo nunca arriesgaré las vidas de ciudadanos estadounidenses al suponer que existe buena voluntad de parte de enemigos peligrosos respecto al uso de esas armas”. Sobre el tema, Blair recalcó que “nos mantenemos firmes” en apoyo de los informes de inteligencia utilizados. Insistió: “creemos que es genuina”. Además, recordó Husein engañó a la ONU durante años cerca de sus programas de armas no convencionales y que durante la década de 1980 Irak compró 270 toneladas de uranio a Níger. Por ello, explicó que “no era descabellado creer que podía intentarlo de nuevo”.

George Bush destacó que de manera clara, los servicios de espionaje de varios países aliados demostraron que la dictadura iraquí era una amenaza para la seguridad y la paz internacional. “Creo con firmeza que estaba intentado reconstruir su programa de armas nucleares”, añadió y pidió a los escépticos que recuerden que a principios de los años noventa “Sadam Husein estaba mucho más cerca de desarrollar armas atómicas de lo que nadie imaginó”. Blair y Bush, estrechos aliados en la operación militar que culminó con la caída del régimen encabezado de Husein, se reunieron en la Casa Blanca acosados por las críticas por justificar la guerra en Irak con alegaciones, no probadas hasta ahora, de que el depuesto régimen tenía armas de destrucción masiva. El encuentro debía constituir una celebración de victoria, pero el acontecimiento pasó inadvertido en medio de informes sobre la creciente resistencia a la ocupación que ha llevado a las fuerzas estadounidenses a afrontar una guerra de guerrillas. También coincidió con informes sobre una presunta grabación de audio del derrocado presidente iraquí en la que insta a la población iraquí a lanzar una "yihad" o guerra santa contra las fuerzas de ocupación.

El miércoles, el jefe del Mando Central de operaciones en Afganistán e Irak, general John Abizaid, admitió que las fuerzas de ocupación enfrentan una campaña de guerra de guerrillas lanzada por la resistencia contra la ocupación. Al menos 33 soldados estadounidenses han muerto desde que Bush afirmara el 1 de mayo que las mayores hostilidades habían concluido. Sumándose a la alarma por esa creciente resistencia, un informe de cinco expertos advirtió el jueves que EEUU deberá restablecer el orden en Irak en los próximos tres meses o resignarse ante el peligro de que el caos se precipite sobre ese país. El informe que debía determinar las necesidades de la reconstrucción de Irak a petición del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, señaló que "los próximos tres meses son cruciales para revertir la situación de seguridad... la credibilidad y el interés nacional dependen de ello".

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