LD (Agencias) Después de permanecer catorce meses recluido en el penal de Black Beach de Malabo, el secretario general del Partido Convergencia para la Democracia Social (CPDS, principal partido opositor de Guinea Ecuatorial), Plácido Micó, fue puesto en libertad junto a otros 17 disidentes. Horas después de su liberación declaró que su encierro, tras el “juicio” del cine Marfil que llevó a la cárcel a decenas de opositores en junio de 2002, “ha sido una tortura, pero siempre tuve fe en que algún día saldría de la cárcel”. Dijo que está dispuesto a “seguir luchando por la democracia” aunque sea a costa de ser arrestado de nuevo.
En declaraciones telefónicas a la agencia de noticias Europapress , Plácido Micó explicó que las condiciones en el penal de Black Beach “son malísimas a propósito, no por falta de dinero sino porque somos presos políticos”. Excepto los dos últimos meses, permaneció encerrado en una celda de un metro por un metro y medio, “de la que sólo te sacaban para defecar”, durmiendo en “un suelo húmedo y enmohecido”, “sin mantas ni esterillas” y “rodeado de ratas y cucarachas”. Aseguró que las autoridades “lo hacen así para que sufras, y no te permiten contacto alguno con el exterior, ni con tu mujer, ni con tus hijos ni con nadie, ni tampoco se puede leer ni hacer nada”.
Denunció que por los malos tratos, muchos de sus compañeros de infortunio estuvieron a punto de morir, y “de hecho dos fallecieron” a pesar de que delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) les visitaron en tres ocasiones, en noviembre de 2002 y los pasados febrero y mayo. Los dos últimos meses los opositores cumplían su condena en una nave comunitaria donde por fin se les permitió hablar con sus familias.
Micó fue encarcelado el 9 de junio de 2002, nada más terminar el macrojuicio contra la oposición celebrado en el cine Marfil de Malabo, en el que fue condenado a catorce años de cárcel. Junto con él fueron sentenciados setenta opositores, acusados de un supuesto complot para derribar al régimen de Obiang. “Yo desde la calle voy a seguir luchando por su liberación y por la democracia”, explicó.
En declaraciones telefónicas a la agencia de noticias Europapress , Plácido Micó explicó que las condiciones en el penal de Black Beach “son malísimas a propósito, no por falta de dinero sino porque somos presos políticos”. Excepto los dos últimos meses, permaneció encerrado en una celda de un metro por un metro y medio, “de la que sólo te sacaban para defecar”, durmiendo en “un suelo húmedo y enmohecido”, “sin mantas ni esterillas” y “rodeado de ratas y cucarachas”. Aseguró que las autoridades “lo hacen así para que sufras, y no te permiten contacto alguno con el exterior, ni con tu mujer, ni con tus hijos ni con nadie, ni tampoco se puede leer ni hacer nada”.
Denunció que por los malos tratos, muchos de sus compañeros de infortunio estuvieron a punto de morir, y “de hecho dos fallecieron” a pesar de que delegados del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) les visitaron en tres ocasiones, en noviembre de 2002 y los pasados febrero y mayo. Los dos últimos meses los opositores cumplían su condena en una nave comunitaria donde por fin se les permitió hablar con sus familias.
Micó fue encarcelado el 9 de junio de 2002, nada más terminar el macrojuicio contra la oposición celebrado en el cine Marfil de Malabo, en el que fue condenado a catorce años de cárcel. Junto con él fueron sentenciados setenta opositores, acusados de un supuesto complot para derribar al régimen de Obiang. “Yo desde la calle voy a seguir luchando por su liberación y por la democracia”, explicó.