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Los ex empleados de Telefónica se declaran inocentes en el caso del espionaje

Alberto Moreno Lucas y Álvaro Sáez de Castro, los ex empleados de Telefónica Móviles que supuestamente filtraron listas de llamadas de partidos políticos, han declarado su "inocencia" ante la Comisión de Investigación de la Asamblea de Madrid y señalaron que los casi doscientos empleados de su departamento conocen las claves de sus compañeros.

L D (EFE) Los ex empleados de Telefónica han comparecido, por separado, ante la Comisión de Investigación de la Asamblea de Madrid. Sin embargo, sus declaraciones han sido prácticamente idénticas. Los dos, que fueron despedidos por Telefónica Móviles después de que la empresa le atribuyera la responsabilidad del espionaje a teléfonos móviles para filtrar posteriormente los listados a varios medios de comunicación, alegaron que sus claves personales de acceso a la base de datos de Telefónica Móviles, a pesar de que parezca un contrasentido, las conocían prácticamente todos sus compañeros y que cualquiera de ellos podría haber entrado al sistema para obtener la información.

El primero en comparecer fue Alberto Moreno Lucas, quien explicó que él no filtró información y que alguien pudo su clave personal de acceso para obtener esos datos. Según dijo, hasta su reciente expulsión, llevaba trabajando en Telefónica Móviles desde hace siete años –fue contratado en 1996–, y su trabajo consistía en "atender y solucionar consultas de los clientes" de la compañía. Moreno Lucas dijo que cada uno de los empleados tiene asignado un número de clientes, a cuyos datos se accede a través de aplicaciones informáticas, mediante una clave o código de usuario. Sin embargo, las claves, "aunque pueda sonar a contradicción", dijo, las conocen otros trabajadores y, además, estaban en una unidad de red del sistema.

"Cualquier trabajador del departamento con la clave de otro puede acceder a la información que salió en la prensa", según Moreno Lucas, quien señaló que "no soy el autor de la supuesta intromisión en las llamadas telefónicas" y subrayó: "Yo soy inocente". El ex empleado de Telefónica explicó también que los empleados "tienen obligación de comunicar la clave a los diez supervisores y al jefe de área", para explicar a continuación que "prácticamente" todos los trabajadores conocen las claves de sus compañeros, algo que calificó de "práctica habitual", sobre todo para cubrir la ausencia de un empleado.

Durante su exposición preliminar, Moreno Lucas manifestó su intención de colaborar con la Comisión, pero adelantó que no contestaría a preguntas sino para reiterarse en los mismos extremos ya expresados por "respeto a la justicia, para no perturbar la marcha del proceso judicial", para que el juzgado pueda continuar su investigación "sin injerencias", "evitar un juicio mediático paralelo" y "no perjudicar mi derecho a la defensa en el procedimiento penal". Moreno se quejó de que, además de haberse quedado sin trabajo, "estoy siendo acusado de un delito", aunque mostró su confianza en que será absuelto, si bien habló de "daños a su imagen" y señaló que tanto él como Álvaro Sáez de Castro, el otro empleado de Telefónica Móviles despedido por este mismo asunto, han sido "cabezas de turco".

En el mismo sentido se expresó Álvaro Sáez de Castro, quien también se negó a contestar a las preguntas de los portavoces de los grupos parlamentarios. Sin embargo, el ex empleado de Telefónica Móviles sí aportó un dato novedoso que, hasta ahora, era desconocido. Según dijo, una de las entradas con su clave a la base de datos de Telefónica se produjo el 11 de junio, mientras él estaba comiendo fuera de la oficina, explicó. Así, de confirmarse este dato, se supone que aportado por Telefónica Móviles en su investigación interna que concluyó con el despido de Sáez de Castro y de Moreno Lucas, se deduce que el espionaje a los teléfonos móviles se inició casi inmediatamente después de la espantada de Eduardo Tamayo y Maite Sáez, que se produjo el 10 de junio.

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