Menú

La primera encuesta en el Irak de posguerra desmiente el pesimismo de los medios occidentales

La primera encuesta realizada en Irak tras la caída del régimen de Sadam Husein cuestiona la parcialidad con la que la mayoría de la prensa internacional, incluida la española, ha presentado la realidad en aquel país. Los resultados del sondeo, que se hizo en agosto, muestran a los iraquíes más moderados, no tan resentidos, esperanzados, y muchos, agradecidos a EEUU.

(Libertad Digital) El diario The Wall Street Journal ha publicado este miércoles la primera encuesta privada realizada en cuatro ciudades iraquíes para conocer la realidad sobre el terreno, muy distinta a la que muestran las noticias e imágenes que difunden los medios occidentales en los últimos meses. En un artículo de Karl Zinsmeister, titulado “Si usted quiere saber qué piensan los iraquíes, pregúnteselo”, el diario The Wall Street Journal explica detalladamente cuál es el verdadero sentir de los iraquíes. “Hasta ahora –explica Zeinsmeister– hemos estado a merced de las imágenes que mucha prensa nos presenta" y "sabemos la tradicional inclinación de los periodistas por las malas noticias”, afirma, para subrayar a continuación cómo las informaciones sobre la posguerra iraquí son mucho más negativas que las informaciones que dan muchos trabajadores implicados en la reconstrucción de Irak.

Según explica Zinsmeister, que es editor jefe de la revista The American Enterprise Magazine , esta publicación dirigió, junto con la empresa demoscópica “Zogby International”, la primera encuesta entre ciudadanos iraquíes durante el mes de agosto. Dada la situación en ese momento, el trabajo de campo no fue sencillo y la muestra, aunque limitada en número de encuestados, refleja la variada representación nacional del país. Los sondeos se realizaron en las cuatro ciudades iraquíes más importantes, a excepción de Bagdad. Basora, (1,7 millones de habitantes), Mosul y Kirkuk (feudos tradicionales de los kurdos) y Ramadi (tradicional campo de la resistencia en el triángulo sunní de Irak). Los resultados son esclarecedores y muestran a una población más moderada y no tan resentida con EEUU como la prensa occidental publica habitualmente.

Nervios ante la democracia que viene

La encuesta explica cómo siete de cada diez iraquíes esperan que el país y sus situación personal mejoren en los próximos cinco años, mientras que un 32 por ciento va más allá y dice que las cosas mejorarán mucho. Asimismo, tres de cada cuatro encuestados opinan que las mayores dificultades para la reconstrucción del país serán políticas y no económicas. Muchos de ellos, sin embargo, recelan de la instauración de la democracia, acostumbrados durante los últimos cuarenta años a una férrea y sanguinaria dictadura.

Preguntados sobre si la democracia funcionará bien en Irak o si ésta es la forma de hacer las cosas de Occidente, cinco de cada diez se decantan por esta última respuesta, otro no está seguro y los cuatro restantes estiman que la democracia puede funcionar bien en el país. En este apartado surgen interesantes divergencias entre los distintos grupos de población. Los sunníes son más recelosos y más de la mitad no ve con buenos ojos la democracia, mientras que la mayoría de los chiíes creen que favorecerá a los iraquíes. Las mujeres son más positivas que los hombres, así como el grupo de edad de entre 18 y 29 años.

En contra de un Gobierno islamista

La siguiente pregunta planteada fue a qué modelo de país les gustaría que se pareciera Irak, y se ofrecían cinco posibilidades: Siria, Arabia Saudí, Irán, Egipto y EEUU. La respuesta fue esclarecedora: el 37 por ciento se decantaron por el modelo norteamericano, más que por Siria, Irán y Egipto juntos, mientras que un 28 por ciento optó por el modelo de Arabia Saudí. En este campo de nuevo hay interesantes reflexiones al analizar los votos por grupos. Los jóvenes se decantan más abiertamente por EEUU, al igual que los chiíes, que sienten más admiración por el sistema norteamericano en contra del modelo de Gobierno islamista de Irán, a pesar de que en ese país la mayor parte de la población es chií. A la pregunta de si el próximo Gobierno de Irak debería ser islámico o si, por el contrario, debería dejar libertad de culto, un 60 por ciento se mostró en contra de un Gobierno islámico, frente a un 33 por ciento que apoyó esta opción.

Un 66 por ciento de los chiíes, a menudo presentados como auténticos fanáticos religiosos por la prensa internacional, está en contra de un gobierno islamista, por un 27 a favor. Quizá la indicación más fuerte de que Irak no se convertirá en un Estado religioso sea la profunda secularización instaurada por Sadam Husein. Para conocer más acerca de los hábitos religiosos de los iraquíes, los encuestadores también les preguntaron con qué frecuencia atendieron las oraciones de los viernes durante el mes anterior (julio). La respuesta muestra que sólo cumplió con este precepto religioso un 43 por ciento, lo que limita la posibilidad de que un Jomeini II alcance el poder en Irak.

Optimismo, aunque difícil tarea

Respecto de la opinión de los iraquíes sobre el líder terrorista de Al-Qaeda, Osama ben Laden, un 41 por ciento de los encuestados tiene una imagen muy desfavorable de él (las mujeres, especialmente). Excepto en el triángulo sunní, donde se concentran los escasos seguidores de Ben Laden, se ha extendido una imagen negativa del terrorista saudí por todas las regiones de Irak, teniendo en cuenta que la encuesta se realizó días antes de que la nueva poilicía iraquí anunciara que Al-Qaeda fue la responsable de la masacre de fieles en Najaf con un camión bomba. El sondeo también preguntó sobre la posibilidad de un resurgimiento del Baasismo –el partido único dominante durante la dictadura de Sadam Husein– y sobre si los líderes iraquíes del anterior régimen deberían ser juzgados y castigados, o si por el contrario se debería pasar página en la historia de Irak. Por un 74 contra un 18 por ciento, los iraquíes piden que los antiguos dirigentes que cometieron crímenes bajo la dictadura de Sadam Husein sean castigados.

Las respuestas a esta encuesta sugieren que el país puede ser gestionado por EEUU y que los responsables de los sabotajes y asesinatos en Irak pueden ser poco a poco controlados o eliminados por las fuerzas estadounidenses, como en realidad ya está ocurriendo. Sin embargo, los iraquíes no piensan que la tarea de la libertad vaya a ser fácil. Es más, un 50 frente a un 36 por ciento expresan el temor de que en los próximos cinco años la presencia de EEUU dañe más que ayude a Irak. Como dato positivo dentro de esta idea, menos de un 30 por ciento de los encuestados conocen a alguien muerto durante la guerra de la pasada primavera. Asimismo, más de un sesenta por ciento de los iraquíes encuestados prefieren que las tropas de EEUU y Reino Unido permanezcan en el país al menos un año más, frente a las opciones de seis meses o dos años.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios