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INFORME: Seis años después del Espíritu de Ermua

Familiares y compañeros del concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco, asesinado por ETA en 1997, destacaron la vigencia, seis años después, del llamado "espíritu de Ermua", gracias al apoyo y la solidaridad con las víctimas del terrorismo. El nacionalismo selló entonces su alianza con ETA en el Pacto de Estella como respuesta a la apabullante unidad de los constitucionales. En estos seis años han cambiado muchas cosas.

(Libertad Digital) Hace seis años, tras 48 horas de extorsión a toda España, ETA asesinó a un concejal del PP en Ermua, Miguel Ángel Blanco. Desde que se tuvo noticia del secuestro, la reacción ciudadana fue contundente. La amarga cuenta atrás dispuesta por el terrorismo acabó en todas las calles y plazas de España con las manifestaciones más multitudinarias que se recuerdan, mezcla de tristeza, rabia y, sobre todo, repulsa a todo lo que significara ceder al terror.

La sobrecogedora y espontánea unidad asustó al PNV, a los terroristas y a todo el mundo nacionalista. Su reacción fue cerrar filas en torno a Estella, un pacto que cobijaba a ETA y planteaba el diálogo sin retirar las pistolas de encima de la mesa. El llamado espíritu de Ermua amenazaba con echar abajo los planes que por entonces construía Ibarretxe y que ahora tienen fecha de presentación, articulado y hasta socios. Desde el año de la muerte de Miguel Ángel Blanco, ETA ha asesinado a 63 personas . Salvo en el año 1999 en el que la banda aprovechó una trampa para rearmarse y tender sus lazos, en el resto hubo muertos: 13 en 1997, 4 en 1998, 22 en 2000, 16 en 2001, 5 en 2002, y 3 en este año 2003.

Pero también se ha golpeado policial y judicialmente la estructura etarra, desde los pistoleros hasta sus empresas y representantes políticos. Desde entonces, siguiendo las estadísticas del Ministerio del Interior hasta el balance del años 2002, las Fuerzas de Seguridad del Estado han detenido a 507 personas relacionadas con ETA. Además, se han desarticulado 51 grupos operativos de ETA, muchos de ellos, sin antecedentes policiales. Las cifras se quedan cortas ya que las memorias no recogen la intensa actividad antiterrorista de este año o las detenciones practicadas por la Ertzaintza.

Batasuna, algo así como el NIF de ETA, es ya un partido ilegal tras una Ley de Partidos avalada en España por los tribunales Supremo y Constitucional e inscrito en las listas de bandas terroristas de la Unión Europea y del Departamento de Estado de EEUU. Sus cuentas y sedes están bloqueadas y algunos de sus veteranos representantes, como Xabier Alegría, han decidido tirar de la manta ante un juez y poner en la cúpula de ETA a sus compañeros, desde Joseba Permach y Jon Salaberria hasta el propio Arnaldo Otegi. No faltan otros nombres, hasta entonces ligados a lo que se conocía como "entorno". Olarra, Díez Usabiaga y Altuna, subdirector del diario GARA, también han sido acusados de pertenecer a la estructura de ETA por el veterano Alegría y a preguntas de un fiscal. Las tapaderas del terrorismo y su alimentación financiera también han sido abiertas, en la mayoría de las ocasiones, desde el despacho del juez Baltasar Garzón contribuyendo a sacar a ETA de debajo de los muchos paraguas que la cobijaban.

La "kale borroka" ha pasado a llamarse –aunque algunos se resisten– "terrorismo callejero" que se paga con la cárcel y con el dinero suficiente para cubrir los destrozos. Antes se consideraba "terrorismo de baja intensidad". Ahora, se consiguen entregas temporales desde Francia para que tenga su castigo penal allí donde se ha perpetrado. Es el caso de Ander Gueresta Azurmendi. Pero también Canadá ha aprobado por los mismos motivos la extradición de Eduardo Plagaro y Gorka Perea. Apoyar a ETA quemando cajeros tampoco tiene fronteras judiciales.

Sin embargo, siguen quedando lagunas. Entre otras, conseguir que se respete la Ley en el Parlamento Vasco y que el grupo parlamentario de ETA deje de existir y no siga cobrando del dinero público. Falta también que ese dinero no vaya a parar a las familias de presos etarras cuando se les niega sistematicamente a las víctimas y a las familias de los asesinados. Tambien queda esperar que el espíritu de Ermua –y el Pacto Antiterrorista–se convierta en una alternativa al nacionalismo que tantas veces ha estado a punto de desbancarlo en un proceso electoral. El PSOE, en esto último, sigue teniendo la palabra. Desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco, la acción civil contra el nacionalismo totalitario ha cobrado gran importancia. El Plan Ibarretxe ya ha sido contestado por todos estos foros, desde Basta Ya hasta la AVT o el Foro de Ermua.

Sostener el espíritu de Ermua

En declaraciones a los periodistas al término de la primera sesión del juicio al ex edil de HB en Eibar (Guipúzcoa) Ibon Muñoa, acusado de cooperar en el secuestro de Blanco, la hermana de éste, María del Mar, dijo que el "espíritu de Ermua" continúa vivo porque "las movilizaciones de la sociedad siguen bien, la gente se mueve, sigue manifestándose y sigue diciendo no a ETA". También el presidente del PP en el País Vasco, Carlos Iturgaiz, señaló que "seis años después, lo que trajo el espíritu de Ermua es una concienciación a favor de las víctimas del terrorismo, y eso no va a desaparecer jamás".

La hermana de Miguel Ángel concluyó así su intervención: "Se hace muy duro ver la cara de este criminal y recordar aquellos días, pero por otro lado tenemos la satisfacción de que el Estado de Derecho funciona y que estos criminales de ETA están donde todos los españoles queremos que estén: esposados, delante de un juez y pagando sus crímenes".


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