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La declaración de Gredos desata una reacción en cadena para cuestionar la Constitución

Se suponía que las bodas de plata de la Carta Magna celebrarían sus virtudes. Pero los matices en los discursos iban encaminados sólo a cómo y cuándo reformarla. Josep Piqué no ha tardado en refugiarse en el "sentido común" de Fraga para proponer "adaptaciones concretas". Desde Bruselas, varios dirigentes del PP han cerrado filas en torno a la Constitución. Fraga sigue matizando.

(Libertad Digital) El punto de partida de la declaración de Gredos era asentar los principios que 25 años atrás reunieron en el mismo lugar, el Parador de Gredos, a los llamados "padres de la Constitución". Este miércoles se repitió la cita, pero sólo eso. Con los mismos nombres, los ponentes tenían a sus espaldas cinco lustro más y la consiguiente trayectoria personal. Sólo faltó Jordi Solé Tura, ausente por enfermedad. Pero estaban Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, premio Sabino Arana por su contribución al pensamiento nacionalista.

Este miércoles, en declaraciones a los periodistas tras visitar las instalaciones del Taller Escuela de Barcelona, el candidato del PP a la Generalitat, Josep Piqué, se refugió en la conferencia que dio Manuel Fraga en Madrid, donde defendió la necesidad de reformar puntualmente la Constitución "por consenso" y "sin complejos" en materias como la modificación del Senado. Fraga abogó por acumular "muchas propuestas" de reforma y abordarlas "cuando el juego político lo permita". En opinión Piqué, "lo que dijo el presidente de la Xunta es una cosa de sentido común. El problema es que no se está planteando una adaptación (de la Carta Magna) a la propia evolución y la propia dinámica social, sino que se quiere entrar en un proceso de reforma de los estatutos y de la Constitución que reabra el gran pacto constitucional".

En este sentido, el ex ministro de Ciencia y Tecnología ha insistido en que, si el debate sobre la reforma de la Constitución y los Estatutos de Autonomía se planteara "en términos de adaptaciones concretas y buscando el consenso que tuvieron la Constitución y el Estatuto, es obvio que el sentido común nos dice que deberíamos entrar". Piqué matizó que, "por desgracia, no es esto lo que se está planteando, sino reformas y nuevos estatutos que obligarían a rehacer la Constitución de arriba a abajo". Para el político catalán, es "natural que se hable de adaptar los textos constitucionales y estatutarios a la propia evolución de la sociedad", y ha remarcado que "el día que no haya intentos de cargarse el espíritu constitucional, aquel día probablemente podremos hablar con serenidad y tranquilidad de las cosas que se pueden adaptar".

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