L D (EFE) El Papa mostró buen aspecto, sonrió e incluso bromeó con algunos de los más de cien religiosos, entre cardenales, obispos y sacerdotes, que acudieron a felicitarle. Como ya ocurrió la semana pasada, y para no fatigarle, eclesiásticos vaticanos leyeron en diferentes idiomas los resúmenes de la catequesis, lo que hasta ahora hacía él. Juan Pablo II se limitó al final de cada lectura a saludar en ese idioma.
Juan Pablo II, al que se vio feliz, entró en la plaza de San Pedro mientras los fieles cantaban "La barca de Pedro", del español Cesáreo Garabain, a la que se siente muy ligado. Abandonó el lugar a los sones de la misma.
Antes de abandonar la plaza vaticana bendijo a numerosas parejas de recién casados y fue felicitado por un centenar de cardenales, obispos y sacerdotes, así como decenas de personas que formaron una larga e interminable fila. Durante cerca de dos horas se le vio saludar con alegría e intercambiar palabras con los que se le acercaban.
Una semana fatigosa
Este miércoles, al contrario que en los días pasados, mostró mejor aspecto físico. Esta mejoría la necesita para poder afrontar los fatigosos actos previstos, entre los que se encuentra la misa solemne que oficiará este jueves por la tarde en la plaza vaticana, a la misma hora en la que fue elegido Papa hace 25 años. El domingo, en otra ceremonia que se anuncia multitudinaria, proclamará beata a la Madre Teresa de Calcuta, y el martes celebrará el consistorio para la creación de 30 nuevos cardenales, a los que al día siguiente, en otra misa solemne, entregará los anillos cardenalicios.
A la pregunta de si no sería conveniente reducir estas actividades, el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, dijo a una radio italiana que "frenar al Papa (en la reducción de trabajo) es una batalla perdida". Navarro reconoció las limitaciones físicas que tiene el Papa, precisando que él mismo lo sabe y subrayo que Juan Pablo II hace grandes esfuerzos para que esos límites no condicionen su labor pastoral". El portavoz agregó que el Papa escucha y acepta todo, entre otras usar un silla de ruedas especial, con tal de que pueda seguir ejerciendo su ministerio.
Juan Pablo II, al que se vio feliz, entró en la plaza de San Pedro mientras los fieles cantaban "La barca de Pedro", del español Cesáreo Garabain, a la que se siente muy ligado. Abandonó el lugar a los sones de la misma.
Antes de abandonar la plaza vaticana bendijo a numerosas parejas de recién casados y fue felicitado por un centenar de cardenales, obispos y sacerdotes, así como decenas de personas que formaron una larga e interminable fila. Durante cerca de dos horas se le vio saludar con alegría e intercambiar palabras con los que se le acercaban.
Una semana fatigosa
Este miércoles, al contrario que en los días pasados, mostró mejor aspecto físico. Esta mejoría la necesita para poder afrontar los fatigosos actos previstos, entre los que se encuentra la misa solemne que oficiará este jueves por la tarde en la plaza vaticana, a la misma hora en la que fue elegido Papa hace 25 años. El domingo, en otra ceremonia que se anuncia multitudinaria, proclamará beata a la Madre Teresa de Calcuta, y el martes celebrará el consistorio para la creación de 30 nuevos cardenales, a los que al día siguiente, en otra misa solemne, entregará los anillos cardenalicios.
A la pregunta de si no sería conveniente reducir estas actividades, el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, dijo a una radio italiana que "frenar al Papa (en la reducción de trabajo) es una batalla perdida". Navarro reconoció las limitaciones físicas que tiene el Papa, precisando que él mismo lo sabe y subrayo que Juan Pablo II hace grandes esfuerzos para que esos límites no condicionen su labor pastoral". El portavoz agregó que el Papa escucha y acepta todo, entre otras usar un silla de ruedas especial, con tal de que pueda seguir ejerciendo su ministerio.