L D (Agencias) En la carta que el presidente de turno de la UE ha enviado a los mandatarios para informarles del programa de la cumbre de Bruselas, les recuerda que ésta se dividirá en dos partes: la primera dedicada íntegramente a la CIG, y la segunda a "los temas propios del Consejo Europeo". Según la carta, los jefes de Gobierno participarán primero en la Conferencia Intergubernamental, que se reúne por segunda vez tras la sesión inaugural, celebrada en Roma el pasado día 4. En este encuentro analizarán "la composición del Parlamento Europeo, el papel del Consejo y el de su presidente, y la definición de la mayoría cualificada en el Consejo".
Este último aspecto es uno de los que más preocupan a algunos países, entre ellos España, debido al cambio de peso en las decisiones de la UE que conlleva. "La amplitud y delicadeza de este debate, del que deberán surgir también propuestas para continuar los trabajos a nivel ministerial, me hace pensar que tendremos que continuar con el intercambio de puntos de vista también durante el almuerzo", añade el primer ministro italiano en la carta. Una vez concluida la CIG (16.00 horas en España) se abrirá el Consejo Europeo, con la tradicional reunión con el presidente de la Eurocámara, Pat Cox.
Prodi pide que no se abra una "lucha de poder"
El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, ha ofrecido una rueda de prensa para advertir a los líderes de la UE de que no se enzarcen en una lucha de poder sobre los derechos de voto en una futura Constitución de la UE. "Es importante que Europa no se vea envuelta en una lucha de poder institucional en las próximas semanas", dijo Prodi. La cumbre empezará a debatir este espinoso tema, pero no lo resolverá, aunque su mismo debate seguramente provocará agrias disputas sobre el reparto de votos y el tamaño y forma de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE.
España y Polonia están librando una batalla en la retaguardia para preservar el sistema de votación que les otorga casi el mismo poder que Alemania, que les dobla en población. Además, una mayoría de pequeños estados están luchando para mantener un miembro de la Comisión Europea procedente de cada estado miembro, incluso en una Europa de 25 países o más. Sin embargo, la Constitución redactada por la Convención –dirigida por el ex presidente francés Valery Giscard d'Estaing– propuso crear una comisión reducida a 15 miembros, y que las decisiones se tomen por una mayoría simple que represente al 60 por ciento de la población de la UE.
Los estados del centro y del este de Europa que esperan unirse al bloque son los más reticentes a las reformas institucionales adoptadas por la Convención, ya que temen que su voz sea debilitada. El regateo acaba de empezar y, como si fueran buenos jugadores de mus, no se espera que los 25 líderes de la UE enseñen sus cartas finales tan pronto, puesto que un acuerdo sobre la Constitución debe adoptarse en diciembre como muy pronto.
Este último aspecto es uno de los que más preocupan a algunos países, entre ellos España, debido al cambio de peso en las decisiones de la UE que conlleva. "La amplitud y delicadeza de este debate, del que deberán surgir también propuestas para continuar los trabajos a nivel ministerial, me hace pensar que tendremos que continuar con el intercambio de puntos de vista también durante el almuerzo", añade el primer ministro italiano en la carta. Una vez concluida la CIG (16.00 horas en España) se abrirá el Consejo Europeo, con la tradicional reunión con el presidente de la Eurocámara, Pat Cox.
Prodi pide que no se abra una "lucha de poder"
El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, ha ofrecido una rueda de prensa para advertir a los líderes de la UE de que no se enzarcen en una lucha de poder sobre los derechos de voto en una futura Constitución de la UE. "Es importante que Europa no se vea envuelta en una lucha de poder institucional en las próximas semanas", dijo Prodi. La cumbre empezará a debatir este espinoso tema, pero no lo resolverá, aunque su mismo debate seguramente provocará agrias disputas sobre el reparto de votos y el tamaño y forma de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE.
España y Polonia están librando una batalla en la retaguardia para preservar el sistema de votación que les otorga casi el mismo poder que Alemania, que les dobla en población. Además, una mayoría de pequeños estados están luchando para mantener un miembro de la Comisión Europea procedente de cada estado miembro, incluso en una Europa de 25 países o más. Sin embargo, la Constitución redactada por la Convención –dirigida por el ex presidente francés Valery Giscard d'Estaing– propuso crear una comisión reducida a 15 miembros, y que las decisiones se tomen por una mayoría simple que represente al 60 por ciento de la población de la UE.
Los estados del centro y del este de Europa que esperan unirse al bloque son los más reticentes a las reformas institucionales adoptadas por la Convención, ya que temen que su voz sea debilitada. El regateo acaba de empezar y, como si fueran buenos jugadores de mus, no se espera que los 25 líderes de la UE enseñen sus cartas finales tan pronto, puesto que un acuerdo sobre la Constitución debe adoptarse en diciembre como muy pronto.