L D (EFE) El capitán Baqer, que tiene a su cargo las investigaciones, mostró a Efe los retratos robot de dos personas, que se han realizado gracias al testimonio de los policías que patrullaban en la calle donde se encuentra la vivienda de Bernal y fueron testigos del crimen, en la mañana del jueves 9 de octubre. Los dos retratos, realizados a lápiz, corresponden a dos hombres jóvenes, de unos treinta años y de aspecto inequívocamente iraquí, uno de ellos con bigote y barba cortos, y tocado con un turbante, y el otro con la cara afeitada.
Según el capitán, que portaba un voluminoso dossier con carpetas rojas sobre el caso, los dos supuestos asesinos no habían sido todavía detenidos, pero sus movimientos están perfectamente controlados y su detención podría ser inminente. Los retratos robot han sido determinantes, porque un vigilante de los que protegen la embajada dijo que uno de ellos se corresponde con el rostro de un hombre que había estado en el edificio diplomático en varias ocasiones. Bernal, en su calidad de viceagregado de información en Irak, tenía su despacho dentro de la embajada.
El capitán añadió que son tres los asesinos, y no cuatro como habían dicho los testigos en un principio. También dijo que el guardián del domicilio de Bernal, que a principios de la semana estaba detenido "en calidad de testigo", ya ha sido puesto en libertad. Este guardián se había entregado voluntariamente a la Policía al enterarse del asesinato de Bernal. El vigilante también pudo ofrecer información valiosa a la Policía porque quizá conocía a uno de los asesinos de Bernal. Una vecina le vio hablando, días antes del crimen, con las personas que ocupaban un coche OPEL de color marrón como el que usaron los asesinos.
Las revelaciones del capitán Baqer parecen confirmar la tesis de su superior, el coronel Fadeh, de que Bernal conocía a una o varias de las personas que le asesinaron.
Según el capitán, que portaba un voluminoso dossier con carpetas rojas sobre el caso, los dos supuestos asesinos no habían sido todavía detenidos, pero sus movimientos están perfectamente controlados y su detención podría ser inminente. Los retratos robot han sido determinantes, porque un vigilante de los que protegen la embajada dijo que uno de ellos se corresponde con el rostro de un hombre que había estado en el edificio diplomático en varias ocasiones. Bernal, en su calidad de viceagregado de información en Irak, tenía su despacho dentro de la embajada.
El capitán añadió que son tres los asesinos, y no cuatro como habían dicho los testigos en un principio. También dijo que el guardián del domicilio de Bernal, que a principios de la semana estaba detenido "en calidad de testigo", ya ha sido puesto en libertad. Este guardián se había entregado voluntariamente a la Policía al enterarse del asesinato de Bernal. El vigilante también pudo ofrecer información valiosa a la Policía porque quizá conocía a uno de los asesinos de Bernal. Una vecina le vio hablando, días antes del crimen, con las personas que ocupaban un coche OPEL de color marrón como el que usaron los asesinos.
Las revelaciones del capitán Baqer parecen confirmar la tesis de su superior, el coronel Fadeh, de que Bernal conocía a una o varias de las personas que le asesinaron.