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Nuevo fallo de los etarras, que querían matar a los artificieros con una bomba-trampa

El acuartelamiento del Ejército de Tierra de Aizoáin ha sido objeto de un atentado frustrado con dos granadas, una de las cuales impactó en un edificio militar sin hacer explosión y la otra ni siquiera llegó a salir disparada. Pero los terroristas parece que sólo buscaban un objetivo con el ataque: matar a los agentes que se acercaran a la furgoneta que usaron para lanzar los proyectiles, ya que tenía instalada una bomba-trampa.

L D (EFE) Hacia las 13,10 horas de este sábado, una granada lanzada desde una furgoneta aparcada en la falda del monte de San Cristóbal impactó contra el tejado de uno de los edificios del acuartelamiento de Aizóain, localidad situada a unos seis kilómetros de Pamplona, y cayó al suelo del patio del recinto militar, produciendo escasos daños materiales.

Tras ser trasladada fuera de la zona edificada del cuartel, agentes del Grupo de Especialistas en Desactivación de Explosivos (GEDEX) de la Guardia Civil realizaron una explosión controlada de la granada a las 15,00 horas. Posteriormente, los agentes localizaban en un camino vecinal una furgoneta Peugeot "Partner" de color blanco con las placas de matrícula dobladas, desde la que se había realizado el lanzamiento de la granada.

En las proximidades de esta furgoneta se localizó otra granada. Al parecer, el mecanismo de disparo no funcionó. A las 15,45 horas fue desactivada. Pero en una inspección ocular del vehículo, los agentes también detectaron la existencia de una bomba-trampa, lo que lleva a pensar que los etarras buscaban matar a alguno de los agentes que localizaran el vehículo. El artefacto fue desactivado tras una detonación controlada.

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