Barcelona, Mallorca y Villarreal ponen pie y medio en tercera ronda de la Copa de la UEFA

 

El Barça dominó el partido desde el comienzo, aunque el primer disparo a puerta corrió a cargo del Panionios. Kontis probó fortuna desde fuera del área en el minuto nueve tras un error de Rafael Márquez, sustituto en el centro del campo de Thiago Motta. El ítalo-brasileño ha pagado con la suplencia su expulsión en la pasada jornada de Liga. Los de Frank Rijkaard tenían la posesión, pero carecían de profundidad, mientras los griegos metían algún que otro balón al hueco, como sucedió en el minuto dieciocho, cuando Giorgiopoulos remató desviado un centro de Dos Santos. La primera ocasión clara del partido fue para el Barcelona, un minuto después. Ronaldinho dio un pase espectacular a Van Bronckhorst para que éste le cediese el esférico a Luis García, aunque el extremo catalán falló en el remate.

 

La dureza con la que se empleaban los jugadores del Panionios coartó las acciones ofensivas del Barcelona, al que Dos Santos le dio un último susto con un disparo de puntera que se fue alto. Ronaldinho seguía inventando cosas en zona de peligro y Luis García, beneficiado por una de esas jugadas del brasileño, erró de nuevo a cinco minutos del descanso, pero no a dos, cuando su lanzamiento fue despejado por el guardameta Drobny, aunque no lo suficiente como para evitar que el balón acabase en el fondo de la red. El Barcelona se había hecho con el dominio del partido y lo ratificó a los dos minutos de la segunda parte, cuando Kluivert, sustituto de Saviola en el segundo período, respondía a las críticas que ha recibido por falta de efectividad con un tanto que encaraba definitivamente la victoria de su equipo.

El Panionios sacó su pundonor en el minuto 55, pero el remate de cabeza de Klimek fue detenido por un Rustu al que Rijkaard ha dado una nueva oportunidad en la Copa de la UEFA. El equipo azulgrana levantó el pie del acelerador con el partido decidido y el técnico holandés dio minutos a veteranos como Luis Enrique u Overmars, que partían a inicios de temporada con el cartel de titulares y que últimamente se han visto condenados al banquillo. Xavi, con un fuerte lanzamiento que despejó Drobny en el minuto 78, Luis Enrique en un uno contra uno con el guardameta del Panionios en el 79 que se llevó el portero checo, y de nuevo el asturiano con una vaselina en el 82 intentaron animar el encuentro, pero el marcador parecía inamovible. En el tiempo añadido, Xavi sentenció el 0-3 con un lanzamiento directo de falta.

 

 

 

La eficacia en el remate -marcó en dos de sus cuatro ocasiones- y una correcta segunda parte le han bastado al Mallorca para ganar a domicilio al Copenhague y dejar encarrilado su pase. Contagiado por el intenso frío, el equipo de Luis Aragonés no estuvo en el partido en la primera parte y anduvo apático, lento y sin ideas. Incluso mereció ir al descanso en desventaja, pero se agarró a un inspirado Leo Franco y su efectividad cien por cien para conseguir un empate. Al inicio del choque pareció salir más despierto el Copenhague, que creó peligro gracias a su superioridad en el medio del campo, comandado por el veterano Nielsen y la movilidad de Zuma y Santos en ataque.

La primera ocasión del encuentro llegó gracias a un disparo envenenado de Bergvold, sustituto del lesionado Rooba, desde la frontal, que Franco mandó a córner. Pasados los primeros veinte minutos, el Mallorca amagó con una par de internadas de Campano. Pero a los 27 minutos, una buena jugada de Nené acabó con un centro-chut que introdujo Albrechtsen en su propia puerta. Sólo cuatro minutos después, el propio Albrechtsen se resarció con un remate de cabeza al saque de un córner que significó el 1-1. Dueño del medio del campo, donde Colsa y Marcos naufragaron, el Copenhague tuvo tres buenas opciones en los siguientes minutos: una gran jugada de Santos, que martirizó a Toni González con sus caídas a banda, un tiro lejano de Bisgaard y, sobre todo, un lanzamiento de Zuma, solo dentro del área, que mandó el balón a las nubes. De ahí al descanso, un triste Mallorca no hizo nada, mientras que el conjunto danés, que mereció mucha mejor suerte, pudo marcar en una preciosa vaselina de Nielsen.

 

El equipo balear salió con otra cara en el segundo tiempo. A los siete minutos, Lussenhof conectó un gran cabezazo al saque de un córner que Kihlstedt salvó como pudo y el rechace lo estrelló Colsa en el larguero con su pierna derecha. Luis buscó oxígeno con la salida al campo de Nagore y de Perera por un Martín Ligüera que pasó inadvertido. Aunque el Mallorca mejoró algo, de nuevo fue el Copenhague el que jugó mejor y tuvo una clara opción que Nielsen, tras una excelente jugada colectiva, mandó fuera cuando estaba solo. Con los mallorquinistas decididos a presionar más arriba, se vio un partido más abierto y equilibrado. El equipo de Luis tuvo más el balón y empezó a crear peligro. Y, después de la salida de Eto´o al campo, Nagore aprovechó un barullo en el área tras un córner para hacer el 1-2. El Mallorca se dedicó a controlar el empate y el Copenhague apostó por los balones aéreos a Moeller para intentar el empate, pero el golpe anímico que supuso el gol de Nagore ya fue una losa para un conjunto que mereció mejor suerte.

 

 

 

Una actuación magistral de Juan Román Riquelme permite al Villarreal encarrilar la eliminatoria ante el Torpedo de Moscú. El argentino ha deleitado no sólo con los dos goles del partido, sino que además ha sido el líder de su equipo y ha vuelto a mostrarse como el jugador que deslumbró en el Boca Juniors. El arranque fue muy intenso. Los rusos, bien asentados sobre el campo, estuvieron a punto de inaugurar el marcador en el primer minuto, aunque Reina tuvo una soberbia intervención. La lesión de Roger, a los cuatro minutos, obligó a Floro a dar entrada a Álvarez y variar el dibujo táctico de su equipo a las primeras de cambio. Pese a ello, los castellonenses asumieron el peso del partido, aunque la escasa aportación del los hombres de banda provocó que sólo Riquelme inquietara a los rusos.

El Torpedo, por su parte, esgrimió un juego muy rápido en sus acciones ofensivas y dio mayor sensación de peligro que el equipo español en cada una de sus llegadas al marco de Reina, como a la media hora de juego, en un remate de cabeza de Shemsov. Pese al desbarajuste en el centro del campo del Villarreal provocado por la lesión de Roger, el submarino amarillo a punto estuvo de marcar en una jugada de estrategia ejecutada a la perfección por Riquelme y Arruabarrena, aunque Ballesteros no acertó a rematar un balón que acabó rechazado el larguero. Floro aprovechó el descanso para reorganizar a sus jugadores y el Villarreal salió al terreno de juego con otro aire, con una mayor coordinación y rapidez en sus movimientos.

 

Así, muy pronto encontró el premio a su mejor juego. En el minuto 50, Riquelme marcaba tras una jugada que él mismo había iniciado al aprovechar un gran servicio al primer poste de Pedro Martí. El gol asentó aún más a un Villarreal que desplegó a partir de entonces su mejor juego y empezó a disfrutar de buenas ocasiones para ampliar su ventaja ante un Torpedo que había perdido frescura. Sonny Anderson parecía tener mal calibrado el punto de mira de sus pistolas y falló dos claras oportunidades. Pero era la noche de Riquelme. El argentino no perdonó al aprovechar un rechace en la frontal para lanzar un potente disparo que significó el 2-0. En el último cuarto de hora, el Villarreal buscó el tercer tanto que sentenciara la eliminatoria. A punto estuvo de lograrlo, cómo no, Riquelme, en un lanzamiento de libre directo que entre el meta Borodin y el travesaño evitaron que acabara en gol.

 

 

 

El Valencia ha sido incapaz de hacer efectivo su dominio ante el Maccabi Haifa y no ha podido pasar del empate sin goles pese de ser netamente superior a un rival que se encerró en su parcela y que, además de su solvencia defensiva, contó con la colaboración de la candidez de los atacantes locales. Aunque pretendía resolver la eliminatoria en casa, los chés deberán jugarse ahora su continuidad en la competición en Turquía, escenario elegido por la UEFA para la vuelta por la tensa situación que se vive en Israel. El Maccabi regaló el balón a los valencianistas desde el inicio, se pertrechó bien en torno a su portero y dejó sólo un hombre en punta, el paraguayo Dante López, a la espera de aprovechar una contra para tratar de sorprender a los de Rafa Benítez.

Éstos se hicieron con el control total del partido. El balón se jugaba casi siempre en terreno del Maccabi, aunque esta situación no significó que la portería israelí corriera peligro. De hecho, en la primera media hora el meta Davidovitch no se vio inquietado en momento alguno. Con el Maccabi encerrado en su parcela, el partido se convirtió en un monólogo de los locales, a los que sólo les faltaba marcar para hacer efectivo su dominio, si bien el dominio territorial del equipo de Benítez no estaba acompañado de ocasiones de gol. Baraja estuvo cerca de adelantar a los suyos a dos minutos para el descanso, aunque su poderoso remate de cabeza salió alto de la portería de un Maccabi que logró su objetivo de llegar al vestuario sin encajar gol. La misión del conjunto de Roni Levy para el segundo período era idéntica a la del primero y, para ello, nada mejor que la acumulación de hombres en su campo para dificultar la circulación del balón a los valencianistas.

Un lanzamiento de falta directa de Carboni que se estrelló en el poste y un nuevo cabezazo de Baraja que repelió con dificultades el meta Davidovitch estuvieron a punto de desmontar el entramado israelí. Si en los primeros 45 minutos el meta del Maccabi apenas tuvo que intervenir, en la reanudación su actuación resultó providencial. Además de Carboni y Baraja, Xisco, Aimar y Vicente tuvieron sus oportunidades para abrir el cerrojo visitante, pero siempre se encontraban con Davidovitch. Los minutos pasaban y el Valencia hacía lo que quería con el balón salvo una cosa: alojarla dentro de la portería del rival. El Maccabi capeaba el temporal como podía, aunque con más éxito del esperado. El equipo local se volcó sobre la meta visitante y las ocasiones de gol se sucedieron hasta el final, pero una vez el buen hacer visitante y otras la ineficacia atacante de los de Mestalla hicieron imposible que el marcador variase su 0-0 inicial.