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50 MILLONES DE EUROS

El ex "número dos" de Elf reconoce que la empresa financió a partidos políticos entre 1990 y 1996

El ex "número dos" de Elf, Alfred Sirven, ha reconocido que "una gran parte" del dinero retirado en metálico de sus cuentas bancarias en Suiza entre 1990 y 1996, unos 50 millones de euros, iba destinada a la financiación de partidos políticos.

LD (EFE) Sirven ha reconocido esta financiación a partidos políticos en la novena jornada del juicio sobre este caso de corrupción con las siguientes palabras: "Tan cierto como que la Tierra es redonda, dimos dinero a gente que nos lo pedía". Sin embargo, Sirven rechazó el término de "corruptor", pues él era "un simple eslabón de la cadena" de un sistema que ya existía antes de su llegada a Elf.

Según Sirven, esas "misiones" de financiación política explican la apertura de sus cuentas bancarias en Suiza, en las que se ingresó un total de 152 millones de euros de Elf, entre 1989 y 1993. Según dijo, el ex presidente de Elf Loik Le Floch-Prigent, también presente en la audiencia, sabía todo, pues era él quien ordenaba los ingresos en las cuentas, porque de otro modo -dijo- "la Tierra sería cuadrada". Le Floch-Prigent reconoció, por su parte, que conocía la existencia de ese sistema de financiación de partidos, pero que no estaba al corriente de su amplitud, que calificó de "inaceptable".

Tras detallar los métodos puestos en marcha para retirar el dinero de Elf, el presidente del tribunal, Michel Desplans, los calificó de "dignos de una serie B policial". La mayor parte del dinero era entregada a Sirven o a sus allegados en París por un empleado de una empresa suiza, Comitex, especializada en este tipo de operaciones. El empleado, que siempre respondía al nombre de "Oscar", llevaba los billetes en bolsas de plástico a la sede de Elf, en el complejo de la Defensa (afueras de París), o a despachos de un allegado de Sirven en los barrios más chic de la capital francesa.

Sirven reconoció que se benefició de "una pequeña parte" del dinero que circuló por sus cuentas, pero el presidente del tribunal le recordó que las obras de reforma de su castillo en el centro de Francia costaron más de tres millones de euros, sin contar la compra de una lujosa villa en Ibiza (España) o dos inmuebles en Bruselas.

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